𝟥𝟨

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ℒℴ𝓁𝒶
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— ¿todo bien Lo? —me pregunta Enzo al lado mío.

— Exequiel se lesiono. —dije con la voz quebrada.—, me estoy sintiendo mareada, necesito aire. —me agarro de él porque si no me caía.

— para, tranquila. —me agarra con cuidado y me lleva hacia el sillón.—, te voy a traer agua, quédate acá.

— necesito hablar con él, no me responde Enzo ¿por qué no me responde? —le dije histérica, con el celular en manos.

me estaba sintiendo muy agobiada y culpable por la situación, principalmente porque yo le había dicho que iba a mirar el partido, que me iba a sentar a mirarlo... y hice todo lo contrario.

Enzo me trajo un vaso de agua el cual yo no puedo tomar sin temblar, me estaba sintiendo posta muy mal.

— ¿intentaste llamar alguno de los chicos? —me pregunta mirándome.

— están jugando Enzo. —lo mire apunto de llorar.—, no se que hacer, estoy lejos encima, la puta madre.

— ¿nadie viajo con él? ¿su viejo o algo? —pregunta dándome soluciones.

la panza se me había puesto dura, estaba entrando en una crisis nerviosa bastante jodida, pero posta necesitaba fijarme como estaba él, me podía llegar a matar si le pasa algo.

agarro el celular nuevamente y empiezo a mirar videos de él entrando al hospital en silla de ruedas y con los ojos llenos de lagrimas. también veo el video donde Leyendeker lo tira con toda la maldad del mundo, bronca tengo en estos momentos.

— me voy a mi casa. —me levante y agarre mis cosas.

— Lola, no podes manejar así. —se levanta atrás mio y me mira.

— necesito estar en mi casa, muchas gracias por todo, después hablamos. —lo salude con un beso en la mejilla.

iba saliendo de la casa y justamente Juana venia bajando de un auto, miro dos veces, la primera se ve que no me reconoció... pero a la segunda me miró como diciendo "¿qué haces vos acá?".

me subí al auto y arranque sin pensar en nada, en lo único que pensaba era en Exequiel. necesitaba saber cómo estaba, quería hablar con él, su teléfono me daba a la casilla, y no podía creer la mala leche.

llegué a mi casa y el partido de Boca ya había terminado, era una tortura estar lejos, no saber nada. lo primero que hice fue llamar a Alan.

— ¿Lola? —atiende este y yo suspiro aliviada.

— decime por favor como esta Alan, estoy desesperada. —le digo llorando.

— no sabemos nada tampoco Lo, estamos en el hotel esperando, ¿probaste llamando a su viejo? se fue con él al hospital. —me dice y yo suspire.

— no tengo el número Alan, estoy intentando de mil maneras de hablar con alguien para saber como está Exequiel, ¿vos no tenés el número?

— no gorda, yo no. —suspira, no sabía cómo ayudarme.—, ¿sabes quien lo puede llegar a tener?

— ¿quién? —digo con esperanzas.

𝗽𝗲𝗿𝗰𝗼𝗿𝘀𝗶 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶| ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora