III. Palpitaciones

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La duda grita extasiada.

Mi barriga se retuerce,
desobediente intenta encararme.

Mis pulmones se contraen,
y me roban respiraciones,
entre resuellos me asfixio apremiante.

Las costillas crujen.
El corazón,
asustado y desesperado,
desea estallar y recoger sus pedazos.

Los ojos como platos,
la garganta rasposa,
se esconde entre sacudidas morbosas.

Pellizcos me pinchan la piel.
Y cada átomo de mi cuerpo desea,
correr y esconderse.

Pero mi cerebro toma el control,
y con un escalofrío,
demanda arrogante:

—Adiós los sollozos,
adiós las penas. —Se estrujó las sienes,
añadiendo—. Es hora de encerrarse.

•••

Recuerda que no todo es verdad
y no todo es mentira.
Todos somos hipócritas,
todos elegimos un disfraz nuevo
por las mañanas.

— Janny.

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