XLIX. Melodía dubitativa

22 8 1
                                    

Suspiros desacompasados.
Cuadros como los de Picasso.
Pensamientos desamparados.

Solo se percibe negrura
y una melodía que lo acompaña,
no chilla... no habla...
solo llora... en un rincón, a solas.

Las notas bailan,
un vibrato rompe las cuerdas
y el instrumento, frenético,
busca a lo lejos
consuelo,
sustentarse
y mantenerse estable.

Pequeñas gotas saltarinas,
besan ruborizadas
las aguas,
se dejan embelesar
por la frescura
y hermosura
de la mar,
adentrándose sin querer
en su inmensa profundidad.

Son reacias a escuchar
a las burbujas
balbucear.

Un cerebro entumecido.
Velas alumbrando el pasillo.
Un vendaval interceptando
el camino. 

La música aún suena,
te acaricia las pupilas
y te corta la lengua.

Distorsiona tu realidad,
se asemeja a una ninfa
acechando en la penumbra
para robar tu poca supervacánea
felicidad.

Eco cuidando el bosque.
Perséfone enamorándose de Hades.
Zeus encaprichándose.

No huele a sangre,
se siente y percibe
la senda a una tierra remota,
donde los minúsculos despojos
de mi cabeza de porcelana,
son las piedras
que conducen
a un mundo paralelo
en el que quizá,
conozcas a un conejo.

La soledad abrazándome.
Los monstruos acunándome.
Mis cicatrices... desollándome...

•••
En algo nos parecemos Hipatia
y yo,
a ella la desollaron con conchas
y a mí,
con el nácar
bonito y resplandeciente
de una oscura y sucia falacia
con relucientes alas
•••

— Janny.

Palabras humeantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora