VIII. Prioridades

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Te abracé con anhelo.
Te robé sin miedo.
Te besé con ansiedad.

Su voz tiene poder,
capaz de revolver mis órganos
y hacerme estremecer.

Sus ojos me hacen cosquillas,
me convierten en gelatina
y yo clavo mis pupilas
en la miel derretida.

Te hablé en silencio.
Te busqué entre la angustia.
Memoricé tus movimientos.

Quisiera quedarme,
para siempre
y probar tus carnes.

Déjame amarte,
ayudarte a sanar,
a convertirme
en tu prioridad,
a absorber todo de ti
y olvidar la oscuridad.

No quiero pensarte
con nostalgia,
quiero cuidarte,
protegerte
y compartir mi corazón descompuesto.

Te soñé despierta.
Te retuve en mi cabeza.
Te sonreí expuesta.

Tú me ruborizas,
me desequilibras,
eres arte
y eso me hipnotiza.

¿Fuiste enviado por Dios?
¿Para enloquecerme
y hacerme balbucear?

Contigo me crecen alas,
majestuosas se alzan,
dispuestas a recorrer tus pieles blancas.

Tú eres el portal a mi paraíso.
No exagero, te quiero conmigo.
Tómame de la mano
y escapemos de los monstruos,
que quieren romper
lo que hemos construido.

Seamos lo excepcional.
Causemos envidia a los demás.
No le temamos al fracaso
y empecemos a triunfar.

Eres lo que tanto deseo.
Ansío mis labios saboreándote.
Mis ojos mirarte.

Mas debo controlarme
para no agobiarte
aunque me duela en el alma
tener que esperarte.

•••

Destinatario:
mi obsesión
pasada insana.

— Janny.

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