XLIII. Espectro

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Ayer me topé con un espectro
pero en vez de sentir miedo,
me causó indiferencia.

Aparecía
en varios de mis recuerdos,
pero en ellos,
estaba pincelado
como algo más bello.

Era un simple espectro
pero en mi cerebro
tenía carne y huesos,
era un ser verdadero,
y se caracterizaba
por vagar por el desierto.

Hablaba en latín
con su amiga
de al lado,
mientras le daba una calada
a su cigarro.

En mis fantasías,
él conducía
y dábamos la vuelta al mundo
en 80 días.

Incluso en mis sueños
él solo me abrazaba,
y ponía canciones
para apaciguar
mis tormentos.

Pero aquel espectro,
resultó ser un alma
sin sentimientos,
terminó disipándose
con el viento,
ocultando su falso ingenio
y demostrando
ser un monstruo sin remedio.

•••
¿Por qué no eres capaz
de dejarme
en paz?
¿Por qué tienes la necesidad
de volver
cuando solo existe
la tranquilidad?
¿Por qué vuelves
y solo pides piedad,
acaso crees que te dejaré
entrar,
sabiendo lo mucho que me costó
despojarte
de mi realidad?
•••

Destinatario:
¿De qué sirve poner
tu nombre
y manchar mi poemario?

— Janny.

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