Last Chance

México

¡La noche era para festejar!

No solo habían salido más que victoriosos de la misión, sino que habían logrado dar con la ubicación de una casa de seguridad en donde "El Sin Nombre" podría ser encontrado.

Y tal y como lo prometió Alejandro, invito tacos al pastor para todos, y por supuesto, no podían faltar unas buenas cervezas.

De fondo alguien había puesto en el estero algo de música banda para amenizar el momento.

Todos Los Vaqueros estaban disfrutando, algunos solo comiendo, otros bailando ya fuera solos o en pareja y algunos otros mostrando sus dotes como cantantes.

Los Mexicanos se pintaban solos cuando se trataba de hacer fiestas.

No podías sentirte más feliz, mientras ibas por tu segunda orden de tacos, observabas todo a tu alrededor. Ahí no solo eran soldados, todos se consideraban como una familia, todos eran hermanos.

El Coronel Alejandro no solo era la cabeza de aquel grupo, él mismo se había asegurado que sus soldados se sintieran parte de, no los veía solo como herramientas, les daba un trato familiar. Y por ello es que tenía todo el respeto y lealtad de cada uno de los presentes.

Desde el minuto uno les dio bienvenida a sus tierras, les dio un lugar entre los suyos, les hizo sentirse como en casa. Era algo tan diferente a su anterior base.

Te fue imposible no sentir admiración por aquel hombre, era ejemplar tanto en las misiones como fuera de ellas.

Cada día ahí confirmabas que haberte ido fue lo mejor.

Esto era justamente lo que necesitabas.

                                                                                               (ooo)

-¿Este lugar está ocupado, señorita? - Tenía una voz tan masculina.

-Adelante, Coronel - le sonreíste. A pesar de que siempre dejó en claro que no eran necesarios tantos formalismos, cuando se acercaba contigo mantenía algunos de ellos.

-¿Disfrutas de la noche? - En sus labios se formó aquella sonrisa.

A veces no sabías si es que él era consciente o no, que sus gestos tenían un toque coqueto.

-Mucho, todos se merecían esto, no solo por esta misión, sino por todo el trabajo que han hecho - En verdad estabas muy orgullosa de ellos.

-Siempre hay que mantener la moral de tu gente y nosotros, Los Vaqueros, moriremos defendiendo esta tierra-

-Lo sé, me alegra mucho el poder ayudarles con eso- Tu mirada se había encontrado con la del moreno.

-Tu también eres parte de Los Vaqueros - Con su brazo rodeó tus hombros y te atrajo hacia él, estrechándote contra su pecho - Aquí no hay diferencias, ¿Quedo claro?-

-Entendido, Coronel - Quisiste escucharte seria pero no lo lograste. Era evidente que estabas burlándote.

Pero aquello no era algo que molestara a Alejandro, por el contrario, se divertía mucho a tu lado.

-Terca como mula, ¿Qué te dije sobre llamarme Coronel? - Su mano subió a tu cabeza y comenzó a despeinarte.

Ese tipo de contacto físico con Alejandro no era raro. El tendía a ser muy expresivo de esa manera.

Al comienzo te había sorprendido un poco, no estabas acostumbrada a ese trato por parte de tus superiores. Pero con el tiempo lo aceptaste, aquí las cosas eran muy diferentes.

De cierto modo, ahí te sentías con más libertad. 

                                                                                              (ooo)

Todo ese día Alejandro había tenido que ocuparse en su oficina, no era especialmente bueno con lo administrativo por ello a veces era Rudy quien lo ayudaba. Pero ese día Rudy no podría hacerlo ya que se encontraba con el resto de Los Vaqueros preparando el equipo para su próxima misión.

Así que te ofreciste para esa tarea y el acepto más que gustoso.

Y es que para el Coronel aquello era una perfecta oportunidad para pasar tiempo a solas contigo.

De antemano sabía de lo buen elemento que eras, sabías arreglártelas sola en misión pero también eras excelente cuando se trataba de trabajar en equipo. Laswell te había recomendado con creces y el Capitán Price le había hecho segundas.

Por ello, cuando llegó el momento de ir a su primera misión en conjunto fue que corroboro que todo era cierto, aquellos dos no le habían mentido.

No solo eras un miembro importante, también vio que eras una buena persona.

Lo habías dejado sin palabras aquella ocasión durante la cual Rudy resultó lesionado, sus heridas lo habían hecho quedarse atrás. Por desgracia, los demás se habían adelantado tanto que no se dieron cuenta que Rudy no estaba con ellos.

Pero tú sí lo hiciste.

Sin importarte que ya estabas en un lugar seguro regresaste nuevamente al campo de batalla, buscaste a Rudy por todos lados hasta que finalmente diste con el escondite improvisado en el que se encontraba. Hiciste que Rudy apoyara gran parte de su peso en ti para así poder avanzar juntos hasta el punto de control.

Así que para cuando él quiso intervenir para ayudar, ambos ya se encontraban en el punto acordado. Rudy estaba siendo atendido por ti,  ahora ya podías revisar con más calma sus heridas. No eras médico pero podías tratar sus heridas de manera provisional.

Desde ese día te habías ganado la gratitud de Rudy y sin saberlo, también la de él.

Y por supuesto, no era ciego.

Eras una mujer hermosa, por la naturaleza de tu trabajo debías mantenerte en forma, pero no era solo era por ello. Realmente creía que lo eras, había visto muchas veces tu sonrisa, él como eras, casi como una mamá gallina con el resto de Los Vaqueros detrás de ellos procurándolos.

Aun conservando una mirada gentil a pesar de quien sabe cuanta mierda habrías tenido que lidiar en el pasado.

Sentía que se había ganado la lotería contigo.

A veces se preguntaba cómo es que ellos te habían dejado ir tan fácilmente. En su lugar, no lo habría permitido.

¿Quién tira un diamante?

 Si alguien le preguntaba si tu le gustabas, sin pensarlo diría que sí.

Pero tampoco quería apresurar las cosas o hacerte sentir presionada. Habían pasado cierto tiempo juntos desde que llegaste pero aun había cosas que no sabía de ti.

Era un hombre chapado a la antigua.

 Por supuesto que quería cortejarte pero lo haría a su estilo, con paciencia, detalles, creando buenos momentos.

Romántico.