Clímax

6.2K 522 147
                                    


Los nervios estaban presentes pero aun mas la excitación, ambos estaban anhelando aquello y de ninguna manera iban a dar marcha atrás. Lo necesitaban, se necesitaban. 


Lo viste acomodarse, su mirada estaba atenta en posicionar su miembro en el lugar indicado, previamente habiendo aprovechado tu humedad para lubricar su erección, logrando así una mezcla entre los fluidos de ambos. 


Una ligera presión se hizo presente justo en tu entrada, naturalmente tu cuerpo presentaba algo de resistencia pero conforme te fuiste relajado el acceso fue mas fácil. Te concentraste en disfrutar totalmente de aquella sensación, el como lentamente iba entrando en ti, abriéndose paso. Le tomo su tiempo entrar por completo, su longitud era algo a tomar en serio, y aunque lo dudaste en un principio, si fuiste capaz de recibirlo por completo. 


Simón había estado totalmente atento a tus expresiones en todo momento, como el buen observador que era. Y es que estaba resultando todo un afrodisiaco el verte cambiar de la sorpresa, al dolor y después al placer. Una vez dentro se mantuvo quieto, te estaba dando la oportunidad de que te acostumbraras a el antes de poder cambiar el ritmo. 


Aceptaba el hecho de estar totalmente enamorado de ti y como consecuencia de aquello sus pensamientos en ese momento sobre ti no eran tan inocentes. Quería ser bastante rudo y causarte tanto placer como su cuerpo le permitiera. 


Cuando lo considero adecuado volvió a su trabajo, se inclino un poco mas sobre ti, tomo tus muslos y elevo tus piernas sin soltarlas. Lentamente sus caderas retrocedieron permitiéndole a su miembro el ir saliendo de ti, deteniéndose antes de que la cabeza pudiera salir. Te dio una ultima mirada, una cargada de malicia y de una sola embestida volvió a estar completamente dentro tuyo. Su actuar te causo un grito ahogado a la vez que tu espalda se arqueaba sobre aquella cama. Su agarre sobre tus piernas fue mas fuerte para que no pudieras escapar, no te volvió a dar un respiro, las siguientes embestidas mantuvieron la misma intensidad pero con mayor velocidad. Podía contemplar desde su altura como todo tu cuerpo reaccionaba a el, tus músculos se tensaban, tus pechos se movían al ritmo marcado por el, tus manos se sujetaban de las sabanas con fuerza mientras que mantenías tu ojos cerrados y tus labios ligeramente abiertos, susurrando su nombre entre gemidos, y alguna que otra maldición. 


-Jod-er...!Simón! ...mmhh- 


-¿Es mucho para ti, princesa?- Este Simón era mas desinhibido, mas salvaje. 


Antes de que pudieras quejarte o insultarlo, cambio tu posición. Tomo tu pierna izquierda y la coloco sobre su hombro, permitiéndole entrar mas profundo. Besaba tu extremidad mientras sus grandes manos mantenían su agarre, marcando tu piel con un nuevo tono rojo. Los movimientos de su cadera no paraban, entraba y salía a su antojo de ti.


No pudiste mantener tu enojo mucho tiempo, ni siquiera podías pensar claramente. Era difícil concentrarte en algo que no fuera lo que estabas experimentando, el como ese hombre te manejaba con la misma facilidad que a una muñeca, invadiendo tu interior sin piedad. Todo tu cuerpo estaba bajo un tortuoso placer, inclusive habías perdido la fuerza en tus músculos. Cada parte de ti se encontraba especialmente sensible, corrientes eléctricas recorrían cada fibra. Cuando lograbas abrir tus ojos y encontrarte con los de Simón te dabas cuentas que a veces las palabras no eran necesarias. El sabia perfectamente donde tocar o que hacer para tu disfrute, pero aun así estaba aprendiendo como complacerte. Esta solo seria la primera vez de muchas que te tomaría. 

Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora