Antes del adiós

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Tus plegarias habían sido escuchadas, finalmente estaba ahí el avión que traía consigo a los Mexicanos.

Había sido una semana muy complicada para ti, entre cumplir con tus deberes y evitar a esos dos.

Sumando a que tu salud mental ya comenzaba a preocuparte, esto debido a que había momentos en los que te sentías vigilada, pero cuando veías a tu alrededor no había nadie.

Al final lo atribuías a tu imaginación.

Fue de conocimiento para todos que los Mexicanos ya estaban en la base, claro que primero debían reunirse en privado con Laswell y el Capitán Price.

Mientras tanto, la indicación para aquellos que se marcharían pronto con ellos era de alistar sus pertenencias para luego presentarse en la sala de reuniones.

Si todo resultaba sin contratiempos, mañana mismo se irían. La visita de aquellos hombres sería muy breve.

Dado que tú ya habías preparado tus cosas con bastante tiempo y aún faltaba para ir a la sala de reuniones, optaste por dar tu último vistazo a la base.

No habría necesidad de despedirse de nadie, después de todo, tú amiga Ofelia iría también.

                                        (ooo)

Una hermosa mujer de cabellera rubia se paseaba por los pasillos de la base.

¿Su destino? La habitación del Teniente.

Claro que esa ubicación no había estado dentro del recorrido que Ghost le había dado cuando llegó. No, esa información la obtuvo después por sus propios medios.

Quería sorprenderlo, pero no había muchas opciones en ese lugar. Y tampoco había tenido la oportunidad de salir de la base aún.

Fue por ello que pensó en ir a hablar con los cocineros, seguramente ellos podrían ayudarle.

Ghost debía estar cansado de probar la misma comida aburrida del menú, pero esos hombres sin duda podrían hacer algo más.

Y no se equivocó.

Muy amablemente le habían ayudado. Ninguno se vio sorprendido por la petición, incluso uno de ellos mencionó que hasta hacía algún tiempo hacían eso mismo para otra persona.

No se detuvo mucho a pensar en eso y con su presente en mano se dirigió hacia su objetivo.

En su andar se encontró con otra figura algo conocida. Bueno, antes no había podido verla bien por la distancia, pero sin problemas la reconocía como aquella mujer del campo de tiro.

-Que sorpresa encontrarte, desde aquel día no te había vuelto a ver -

La voz de aquella mujer te detuvo en seco. No la habías visto.

-Estaba ocupada- incluso tu te sorprendías de lo seria que se había escuchado tu voz.

-Me imagino, es difícil tener algo de tiempo libre - te sonrío

Fue en ese momento que notaste lo que llevaba en su manos. Urban notó la dirección que tomó tu mirada.

-Es un pequeño pastel que les pedí a los cocineros, es para Ghost ¿Crees que le guste?-

En ese punto no sabías si ella realmente estaba actuando con inocencia o si era con total intención sus palabras.

Tu mirada se volvió más tensa y frunciste tus cejas. Sea como sea, aquello te había molestado.

-Pregúntaselo a él -

Sin tener más intención de seguir hablando con ella te marchaste, pasando de largo a su lado.

                                        (ooo)

El sonido de un par de toques en la puerta lo regresó a la realidad.

No esperaba a nadie, desconocía quién podría estar detrás, Soap definitivamente no era, él estaría armando un escándalo.

"Adelante" fue su respuesta.

La puerta se abrió lentamente, lo primero que se mostró fue un plato el cual tenía un pastel, este era sostenido por una mano con guantes.

Por ese segundo se quedó inmóvil.

¿Lo estabas haciendo de nuevo?

Iba dispuesto a abrir la puerta totalmente pero la otra persona se le adelantó, mostrando a una Urban sonriente.

-¡Sopresa! - extendió el plato hacia él, sin dejar de mirarle

-¿Qué es esto?- No lo mostraba, pero internamente estaba confundido.

-Una sorpresa, quería hacer algo lindo para ti-

Su mirada estaba fija en aquel alimento.

Le resultaba imposible no hacer una comparación. Él pensó por un instante que eras tú pero al encontrar a Urban sintió algo de decepción.

-No es necesario- lo decía en serio.

-Vamos, podemos comerlo juntos- propuso coquetamente.

Sin esperar respuesta se sentó al borde de la cama, le dio unas palmaditas al lugar libre a su lado, invitando a Ghost a sentarse a su lado.

Cuando estuvieron juntos, ella le dio un tenedor y se quedó con otro. Desde el principio ese era el plan y estaba preparada.

Dividió el pastel a la mitad y ella comenzó a probar su parte.

-Está muy rico, debes probarlo-

Realmente no tenía hambre.

-Sabes, camino a aquí me encontré con aquella mujer- Urban seguía concentrada en cortar otra rebanada

-¿Aquella mujer?-

-Si, la que estaba en el campo de tiro y nos ignoró jaja-

-¿Habló contigo? -De pronto aquello se había vuelto de su interés.

-Apenas unas palabras, no es muy amigable ¿verdad?-

Claro que lo eras. A diferencia de él, tú eras como un sol, a donde fueras eras una persona cálida.

A pesar de lo que había pasado, él recordaba muy claramente cómo era tu persona. Aunque ya no volvió a ver esa parte de ti, estaba seguro que con el resto de tus compañeros seguías siendo alguien muy amable.

-¿Pasa algo malo? - ella había notado como el otro se había quedado pensativo.

-No- Su tenedor seguía jugando con su comida, no había probado aquel pastel.

                                          (ooo)

La hora había llegado.

Al frente se encontraba Laswell acompañada por el Capitán Price y dos hombres más.

-Les presentó al Coronel Alejandro Vargas y al Sargento Mayor Rodolfo Parra, pertenecientes a las Fuerzas Especiales Mexicanas- hablo Laswell 

Los demás y tú solo respondieron en silencio con un gesto.

-Como se les hizo saber con anterioridad, cinco de nuestros elementos de apoyo serían reasignados bajo el mando del Coronel Vargas. Ustedes están aquí por su propia elección y agradecemos que hayan decidió ayudar a nuestros compañeros en México - Price sonaba orgulloso.

-Nuestro destino es la ciudad de Las Almas, no es una región fácil. El narcotráfico está tomando más poder y estarán dispuestos a cualquier cosa para eliminarnos- esta vez Alejandro tomó la palabra, quería ser claro con aquellos voluntarios - Aún están a tiempo de declinar -

Nadie se retractó.

Tanto Alejandro como Rodolfo podían ver en los rostros de esos cinco una total confianza en lo que hacían.

Eso les alegro. Era una clara señal de que esos nuevos miembros serían de confianza.

-Bueno, resolvamos cualquier duda ¿Tienen alguna pregunta?-  El Coronel se acercó a sus nuevos elementos.

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