Amor

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De pronto una seguridad se apodero de ti. Eliminaste la poca distancia que había entre ambos, posando en un principio tus labios sobre los de el, rozándolos, disfrutando del primer contacto. Poco a poco fuiste aplicando mas presión, no por timidez, sino porque todo aquello te seguía pareciendo un sueño. Y si lo era, por favor que nadie te despertara. 


El baile entre sus labios dio comienzo, ahora ya no solo eras tu, el también estaba reaccionando. Quiso ser suave en su inicio pero la necesidad que había tenido por tanto tiempo lo estaba traicionando, y pronto aquello se torno un tanto mas agresivo. Su mano, ahora colocada en la parte posterior de tu cabeza, le estaba ayudando a profundizar su beso. 


Algunos de ellos terminaban con pequeñas mordidas sobre tus labios para luego volver al ataque. No te daba mucho margen para respirar pero poco importaba. Porque Ghost te estaba besando. Y tu también querías mas de eso, por eso llevaste ambas manos a su rostro, en un intento por retenerlo en su posición. Aunque el no tendría ninguna intención de moverse.


Con gran pesar se detuvo, la necesidad de oxigeno los obligo. Cuando abriste tus ojos te encontraste con la mirada de Ghost, al parecer todo este tiempo el estuvo observándote. Su mirada estaba cargada de amor, ahora podrías decirlo, y también había algo mas, algo que tu también habías sentido. Deseo. 


-No sabes lo feliz que me siento... - Y es que no había forma en que pudieras esconder tu alegría ¿Cómo se oculta que se ama a alguien? y mas aun, teniéndolo justo en frente de ti.


-Puedo hacerme una idea - Ahora con la parte inferior de su rostro descubierto podías darte cuenta que estaba sonriendo.


Ghost sonriendo era simplemente...hermoso. 


-Ghost...- Pensabas que perderte en su mirada ya era algo inevitable, bueno, ahora habías desbloqueado el logro "Perderse en su sonrisa".


Alejo sus manos de ti pero solo con la intención de reiterarse los guantes de ambas, le estorbaban mas que nunca. Quería tocarte como era debido, sentir tu piel y su calor, acariciarte. Una vez que ambas extremidades estuvieron libres volvieron a ti, a tu rostro, tu cuello. Su tacto era un poco áspero, esas manos habían estado expuestas a trabajo duro durante mucho tiempo.  Pero eso no podía estar mas lejos de molestarte, no había forma en que rechazaras su toque. 


Curiosa tomaste una de ellas, te detuviste a observarla, su forma, los detalles que tenia, algunas marcas. Con uno de tus dedos delineabas las líneas ya existentes, causándole una ligera sensación de hormigueo. Sin que el se lo esperara, ahora fueron tus labios los que tocaban la palma de su mano, dejando pequeños besos en ella. Ghost era un hombre que había tenido una vida dura, nadie lo dudaba, quizá no estaría acostumbrado a ser tratado de esa manera. Pero tu deseabas, querías, ser extremadamente cariñosa con el, cuidarlo, amarlo. Volverte su lugar seguro. 


Todo el tiempo estuviste bajo su atenta mirada, cautivado con la delicadez con la que le tratabas. Difícilmente mostraría este lado a otras personas pero tu eras un caso especial. El mismo estaba aprendiendo a bajar sus defensas y dejarse querer un poco.


-Te amo, Ghost - Le susurraste al tiempo que colocabas su mano sobre tu mejilla, acunando tu misma tu rostro en ella. 


-Simón- Te corrigió. 


Rio ante tu cara de confusión, le pareció algo tierno. 


-Mi nombre es Simón Riley- Junto sus frentes y se permitió cerrar sus ojos por un momento, disfrutando de la cercanía. 


Creías que en ese momento si ibas a necesitar de la presencia de un medico, jurabas que habías dejado de sentir latir tu corazón al momento de saber aquella información. 


-...Simón...- Pronunciar su nombre era algo nuevo y se sentía tan bien. 


-Dime - Había recuperado su postura inicial, sentado frente a ti, con algo de espacio entre ambos pero sin dejar de mirarte.


-¿Podrías pellizcarme? Creo que debo seguir inconsciente jaja- Reías de nerviosismo. 


-No lo estas y no pienso hacer eso, pero puedo demostrártelo de otra manera - 


Lo viste colocarse de pie y después inclinarse sobre ti, la parte superior de su cuerpo sobre la tuya, escondiendo su rostro en tu cuello, pasando sus labios por el, marcando un pequeño camino de besos a la vez que podías sentir su aliento sobre tu piel. Eso te erizaba. Sus brazos ahora rodeaban con cuidado tu cintura, especialmente la zona herida. Ahora mas que nunca estabas siendo consciente de la fuerza de sus músculos. 


Por instinto llevaste tus manos a sus hombros anchos, las cosquillas que te estaba causando te hacían querer alejarlo. Pero tu fuerza no era nada comparada con la de el, y aunque no te estaba lastimando, no iba a retirarse tan pronto. En esa posición tenia acceso completo a tu cuello, sus manos en tu espalda dejaban suaves caricias sobre la tela de aquella bata, que al ser algo delgada, era casi como estar tocando directamente tu piel. Además, se sentía embriagado con el aroma de tu cabello, era obvio que lo habías lavado recientemente, una fragancia dulce te rodeaba. 


-Hacia tanto que quería hacer esto...tocarte - El sentir el movimiento de sus labios al hablar contra tu piel era otro nivel de placer. 


-Simón...por favor...- Tu voz te estaba traicionando y en general, las cosas estaban subiendo un poco de tono. Tu cuerpo estaba reaccionado demasiado a sus caricias. 


-¿Lo ves? No es un sueño - Se reincorporo y te miro complacido. Estaba sonriendo, como quien sabe que se salió con la suya. Te estuvo provocando a propósito. 


-Me voy a vengar por esto - Te quejaste con falsa indignación. Ambos lo sabían. 


-Cuento con ello...amor- Lo ultimo fue dicho por lo bajo pero lo escuchaste perfectamente. 


No le exigías a Simón una declaración directa de amor como lo habías hecho tu, no, el era diferente. Podía tomar tiempo recibir alguna palabra o mención sobre lo sentía por ti, y estabas dispuesta a esperar, porque lo amabas y lo entendías. 


Pero escucharlo llamarte "amor", por muy disimulado que lo haya hecho, causo todo un revuelo en tu corazón. Y a causa de ello es que ahora estabas llorando, ya no de tristeza o por un corazón roto, no, ahora era de genuina felicidad. 


Ignorando por completo la molestia de tu herida te lanzaste a abrazarlo con todas tu fuerzas. Sus brazos te recibieron y te estrecharon contra su pecho, el lugar al cual sentía que pertenecías. El también estaba feliz.  

Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora