Capítulo 24 Relaciones cruzadas

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TREINTA AÑOS ATRÁS...

-¡No puedes hacerme esto... estoy esperando a tu hijo!

-Ese bastardo no es, ni será mi hijo Mook...

-Porque tú y yo nunca estuvimos juntos ¿crees que no sé que me drogaste?- viendo la cara de sorpresa de la joven- ¡Lárgate de mi casa y no vuelvas nunca!

-¡Te vas a arrepentir... te voy a quitar lo que más amas y cuando eso sea posible... me pedirás perdón de rodillas y a ella la vas a dejar!

-Deja de humillarte más- decía la joven que llevaba a un bebé en brazos- Eres patética... tienes que drogar a los hombres para obtener lo que deseas... sin ello no eres nadie.

-¡Cállate!



Los de seguridad que llegaron al poco tiempo, tomaron a la mujer embarazada con sumo cuidado y la sacaron del lugar, la joven llenó su corazón frío con mayor odio del que ya había, nadie la tomaba en serio, nadie le había dado un poco de amor verdadero, ni siquiera sus padres, por eso buscaba el amor, aunque fuera a la fuerza, haciendo suyos a los hombres que ella quería. Llegando a casa toma la fotografía entre sus manos mirando con furia.

-Me encargaré de que cada uno de tus hijos nunca vean la luz del día- riendo de manera histérica- porque si no fuiste mío entonces no tienes derecho a ser padre... tengo otro a quien engañar y tú...- acariciando su vientre prominente- Me vas a ser de mucha utilidad Lhong Kirigun... a pesar de ser un estorbo.



SIETE AÑOS MÁS TARDE...

-¿Ves esa casa mi querido Tharn?- decía la odiosa mujer, viendo como el pequeño niño asentía- Esa es la casa de tu padre, la casa de la cual nos sacaron y poco le importó que fueras su hijo... tú debes de vengarte en nuestro nombre ¿entendiste?

-Lo haré madre... te lo prometo- decía el niño apretando los puños.



Días después la mujer de frío corazón había contratado a algunos sujetos para llevar a cabo su perverso plan, un plan que ocasionaría el dolor de un padre, la amargura de una madre y la muerte de un hijo.

-¿Esa es la casa en donde haremos el trabajo?- decía el sujeto cubierto de negro- Parece que están en una fiesta... será fácil llevárselo.



Entrando a la casa con sigilo, al llegar a la habitación asignada ven en la cuna a varios bebés, por lo que no supieron cual tomar, sin otro remedio que llevárselos a todos y abandonarlos en diferentes lugares de la ciudad, para evitar sospechas.

-¿Quién diría que en lugar de un bebé nos llevaríamos cuatro?- decía el sujeto riendo.






-¿Cómo te sientes?- decía Kirigun acariciando la mejilla del doncel, sintiendo como su cuerpo temblaba.

-No lo sé- viendo la cara de asombro del enemigo- No tengo con que compararlo... pero se sintió bien- acercándose a su cuerpo para abrazarlo.

Asistente encubiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora