-¿Dónde están todos?- preguntaba Mew que llegaba como estruendo a la oficina de Tul.
-Buenos días para ti, hermano- decía el joven.
-¡No sé que tiene de buenos si no sabemos en donde están nuestras parejas!-decía Perth hecho una furia.
-¡Quiero a mi novio... esposo!- decía Ohm
-No creo que quieras ver esta oficina en llamas ¿o si?- decía Singto con cara de pocos amigos.
-¡Primero que nada se calman, se sientan y se callan!- decía Tul, viendo como los 4 hacían todo al mismo tiempo- Ellos están en la última etapa de su misión y ustedes no deben de intervenir... yo no los estoy alejando, es más quiero que se vayan de la agencia... ya han cumplido con todo.
-¿No nos los quitarás?- decía Mew con su pequeño hijo en brazos.
-¡Claro que no!- girando los ojos- Ahora resulta que los "alfas" han sido domados por sus donceles.
-¡Si!- diciendo todos los presentes, incluso Max que acababa de entrar.
-No debería de sorprenderte querido- besando su mejilla- Seremos "alfas" y líderes... pero quien tiene el control son los donceles... siempre.
-Bien dicho-decía Tul con orgullo- Ahora sólo esperen en sus casas... ellos llegarán.
-¿Están preparados?- decía Gulf que veía todo a través del cristal- Si alguien llega a sentir algo será necesario que salgan de aquí ¿entendido?
-¡Si!- dijeron todos al unísono.
-¿En realidad es así de bueno?- decía Xiao Zhan viendo a Turbo dejar al enemigo en trance.
-Soy el único que ha podido revertir sus efectos- decía Gulf- Cuando lo hizo la primera vez yo estaba presente, me hizo olvidar quien soy, pero por alguna razón pude contrarrestar el efecto.
-Tal vez porque tú no habías causado dolor a un inocente- decía Krist.
-Supongo... eso es algo que sólo Turbo y la Reina saben-decía Gulf.
En la sala donde el enemigo estaba atado, Turbo hacia algo con sus dedos, provocando que el enemigo no dejara de ver lo que hacía, era como estar viendo el encantamiento de una serpiente, cuando intentaba alejar la mirada, algo en su cerebro se lo impedía, era como si alguien le estuviera girando la cabeza para mirar al frente y le abriera los párpados al grado de sentirlos lagrimear.
-¡Qué demonios estás haciendo!- decía furioso y más aún al no obtener respuesta- ¡Deja de hacerlo!-saltando de la silla.
-Sólo no dejes de mirar mi danza- decía Turbo en apenas un susurro.
Lentamente, el enemigo podía sentir algo hormiguear su cuerpo, no podía explicarlo, era como querer estornudar y no poder hacerlo, frustrándolo y poniéndolo incómodo, para luego sentir o más bien dejar de sentir sus piernas.
-¿Por qué no siento mis piernas?- diciendo con sorpresa y viendo a su reflejo a través de la ventana, sabiendo que estaba siendo observado.
-¿Nos puede ver?- decía Yibo, jugando con su daga.
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Asistente encubierto
FanficUna organización secreta, encargada de proteger a los miembros más poderosos del país, sin saber que aquellos bajo sus órdenes son armas mortales capaz de todo con tal de mantenerlos a salvo, incluso de su propio corazón. El cuarteto impenetrable...