Capítulo 2

103 11 0
                                        

Edryan

Con pistola en mano apuntando en el centro de la frente de la persona que tengo delante de mí, pienso en todas las razones que tengo para jalar del gatillo. Encabezando la lista está la traición. Al tipo que tengo en mis narices se creía tan astuto como para robar mis armas sin que me diera cuenta. Tan iluso. Por eso, hoy va a cumplir su castigo delante de todos los hombres que trabajan para mi para que les sirvan de recordatorio que no les conviene traicionarme, porque su castigo será la muerte.

Con este pensamiento apunto a la cabeza del hombre y digo:

- ¿Últimas palabras? – le pregunto antes de matarlo

- ¡Señor! Lo siento, no me mate se lo suplico – implora llorando el imbécil

- Quizás si me ruegas bien te deje ir – le digo serio

- ¿En serio señor? – me pregunta mientras me mira esperanzado

- No – le respondo mientras jalo el gatillo impactando en el centro de su frente haciendo que su cuerpo caiga de lado.

Lo observo unos segundos viendo como la sangre abandona su cuerpo y la piel va perdiendo el color lentamente. Luego me giro para ver a todos los hombres presentes.

- Espero que esto les haya servido como ejemplo para que no cometan una tontería ¿o no? – los amenazo con la mirada a cada uno

- ¡Sí, jefe! – responden todos al unísono

Escuchar la palabra jefe me provoca un escalofrío por la espalda. Aún no me logro acostumbrar a que mi padre se haya retirado y me haya dejado con el peso de toda la mafia a mis 27 años. No es novedad que los integrantes de la mafia crean que liderados por un crío pueden hacer lo que quieran y salirse con la suya. Incluso enemigos de mi padre que pasaron a ser míos se muestran sin ningún miedo y atacan sin cuidado. Por eso tengo que actuar tan fuerte y sin escrúpulos a la hora de mandar y castigar. Que todos vean que el supuesto crío puede acabarlos a todos sin ningún tipo de esfuerzo y que no tendrá piedad en el proceso.

Satisfecho con la contestación de mis hombres me doy la vuelta para salir del almacén en el que me encuentro.

- Yo también tengo que contestar "Sí, señor" y besarte los pies después – pregunta burlesco Luca acercándose a mi lado mientras me quito los tapones de oídos

- Ya deberías de estar haciéndolo – le contesto serio

- Sobre mi cadáver, preferiría morir – contesta dramáticamente

- Y yo matarte – le contesto continuando mi caminata 

- Morirías sin mí – continúa hablando Luca riéndose
 

- ¿Lo ponemos a prueba? – paro mi caminata y lo miro

- Hoy no, tengo una cita luego – responde despreocupado
Va

- Pobre de la chica que te tenga que ver – le digo reanudando mi caminata hacia la puerta ocasionando que él se ría.

Luca es mi amigo desde que tengo memoria sus padres eran amigos de los míos y una cosa llego a la otra, solo sé que desde el día que lo conocí he tenido que aguantar cada una de sus estupideces. Aunque seamos como el agua y el aceite el rubio de ojos marrones siempre ha estado a mi lado. Pensamiento que tuve en cuenta al nombrarlo mi mano derecha hace 5 meses cuando me proclamaron como líder de la mafia estadounidense.

Caminando con él a mi lado salimos del almacén para encontrarnos con la camioneta esperándonos. Sin dudarlo ingresamos y vamos camino a mi casa a continuar depurando a las putas ratas que corren por ahí sin miedo. Durante el camino me entra una llamada, miro a mi celular y reconozco el nombre. El causante del jodido tono de llamada es Joe, se puede decir que es como mi mano izquierda, funciona, pero no tanto, aunque no se lo diría, durante los últimos años ha ayudado lo suficiente para ganarse mi respeto y confianza.

- ¿Qué quieres? – bramo contestando el teléfono

- Tan amable como siempre – contesta sarcásticamente tras la línea

- Solo habla – respondo sin paciencia

- Tu padre quiere verte – me informa al fin

- Estaré en 10 minutos – aviso

- De acuerdo – responde antes de que cuelgue la llamada

- Sigue siendo un lambe botas de tu padre – esta vez habla Luca

- Siempre lo será – le digo de acuerdo con el

No es secreto de nadie que Joe siempre ha visto con admiración a mi padre, ya hasta parece mas hijo el que yo. A veces me llegaba a incomodar, pero luego me di cuenta de que lo puedo usar a mi favor. Cada cosa que no quiera hacer con mi padre solo tengo que hablar con Joe y él lo hará encantado.

Llegando a casa bajo de la camioneta y entro a la mansión que me vio crecer. Al instante me encuentro con Joe que se acerca.

- Fueron 12 minutos no 10 como dijiste – susurra enojado

- Que más da – le dijo sin preocupación

- Tu padre está muy ocupado – se atreve a regañarme

Ya me está tocando los huevos

- Joe, el bastardo se encargo de ya no tener preocupaciones cuando me paso su lugar en la mafia así que en qué podría estar ocupado ese viejo.

Mi relación con mi papá no es la mas sana y amorosa de todas. Desde pequeño siempre he sido mas apegado a mi mamá y al ella morir a mis 5 años me quede prácticamente solo. El hombre que se hace llamar mi padre solo me veía para decirme todo lo que tenía que hacer en mi futuro en la mafia y a cuantas personas tendría que matar. Si no hubiera sido por su mano derecha y amigo Hernancio que fue mi figura paternal mas cercana seguramente me hubiera fugado de casa y aparecer muerto al lado de la calle a saber Dios por qué.

Hablando del rey de roma...

- ¡Edryan hijo! no te había visto desde el domingo – me saluda con un abrazo que acepto con cariño.

- Tuve mucho trabajo – le respondo con sinceridad, estar buscando quien es leal y quien me esta jugando sucio toma gran parte de mi tiempo.

- Me imagino, todavía no se por qué tu padre te dio esta carga tan temprano, pero es un testarudo – me dice con cierta irritación en su voz.

Nadie se esperaba que aquella noche calurosa de julio papá viniera con la noticia de que ya no quería liderar y que me lo pasaba todo a mí. Her trato de hablar con él, pero fue inútil mi papá estaba muy convencido de que era tiempo que yo creciera de una vez, como si el no se hubiera encargado de quitarme cada gota de inocencia en mi niñez.

Mirando a Her me despido para continuar con la caminata hacia el estudio de papá, entre más rápido entre más rápido salgo. Con esa mentalidad abro la puerta sin tocar encontrándome con un señor sentado casi acostado en su silla con un puro en la mano.

- Edryan – me saluda

- Stuart – inclino un poco la cabeza

- Siéntate – me indica

¡Mierda! La conversación será larga

Lo que me faltaba

Sin más, me siento en donde me indicó y estoy listo para la babosada que me tenga que decir.

Intravenous Donde viven las historias. Descúbrelo ahora