Lina
Cierro la puerta de un portazo. Doy vueltas echa una furia alrededor de toda la habitación para tratar de calmarme un poco. Mi corazón late a mil por hora y mi respiración esta acelerada. No puedo quedarme quieta ni un segundo ni parar de insultar al idiota que me encerró en este lugar nuevamente. Mi enojo se eleva cada vez que veo en donde estoy metida y el porqué, pero se eleva aún más al ver que mi corazón y respiración no solo están así por la ira.
Fue primera vez que estábamos los dos solos en un auto y si no fuera por estar centrada devorado la barra de frutos no hubiera podido separar mi mirada de él. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron y una batalla se dio por iniciada no pude salir del abismo en el que me llevaron sus ojos. Su color tan oscuro me envolvió sin oportunidad de salida y no me molestaba estar encerrada precisamente ahí. No sentí el tiempo que nos llevamos en esa batalla de miradas hasta que el separó su mirada para seguir conduciendo. En cambio, a mí, no pude separar mi mirada de él enseguida, me perdí al ver sus manos tomar el volante y como hacia los cambios mientras manejaba y nos llevaba hasta su mansión de lujo.
Cierro los ojos e inhalo profundamente para borrar todos los pensamientos intrusivos que abundaron mi mente sin autorización. Al dar una larga exhalación me quedo parada en medio de la habitación tratando de descifrar mis pensamientos y mis sentimientos que en estos instantes son los protagonistas de mi agobio.
Al tratar de tranquilizarme mi mente viaja al encuentro que tuvimos dentro del hospital y de lo autoritario que se veía. Cualquier chica hubiera temblado con su apariencia y con lo que desprendía, yo temblé y no me gusta nada admitirlo.
Joder Lina
¿En qué diablos piensas?
Aunque su presencia haya causado efecto en mí, no puedo evitar enfurecerme y borrar todo rastro de deseo, admiración o cualquier forma de ver a ese hombre que no sea con odio. Cuando al fin sentía paz estando en un ambiente familiar el idiota me lleva a rastras de ahí sin explicación alguna. Mi trabajo se quedó ahí, mis estudios se quedaron ahí, mi vida la dejé en ese lugar. La impotencia crece en mi interior y no puedo evitar soltar un gruñido poco femenino hacia el silencio de la habitación. Mis esperanzas decaen y mis opciones de volver a mi vida normal son completamente nulas. El desánimo llega a mi vida y lo recibo desmoronándome en el sofá.
A punto de abrirle puerta a mi llanto escucho como mi móvil comienza a sonar indicando una llamada entrante. Con pocas ganas me dirijo hacia donde lo había lanzado justo cuando llegué a la recámara. Al alcanzarlo al lado de una de las sillas cerca del armario veo que la llamada es perteneciente de mi amiga Ashley. Seguro que me llama para saber mi paradero, con las prisas de Edryan no alcancé a avisar a nadie de mi salida.
Puntos menos para mi trabajo
Genial
Me dispongo a contestar antes de que el ultimo tono se pierda en el aire y se pierda la llamada.
- Hola
- ¡Tía! ¿A dónde te has metido? Nos hemos liado de pacientes necesitamos tu ayuda. – pide con un tono desesperado.
- Es que no me vas a creer. – comienzo implorando al cielo para que me entienda y no haga un escándalo por mi falta de presencia. – No estoy en el hospital. – suelto haciendo una mueca esperando lo peor.
- ¿Cómo que no estas en el hospital? ¿Estás de coña no? - pregunta incrédula.
- Lo siento, Edryan descubrió que me escapé de la mansión y ha venido a capturarme de vuelta. – me apresuro a explicar la situación antes de que sufra un ataque y sea un paciente más en ese abarrotado hospital.

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Intravenous
Novela JuvenilElla ama su trabajo Él odia el suyo Unidos por obligación se ven arrojados en un mundo muy diferente para ellos. Ninguno tenía la idea de estar amarrado a alguien y menos de una persona completamente diferente. No solo se unieron en un juramento en...