Capítulo 13

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Lina

-    Pronto Lina Muñoz pasará a ser parte de la familia Genovese

Mencionando esas palabras todo el mundo empezó a celebrar concordando con los fuegos artificiales anunciando el año nuevo. Yo si entender nada analizo cada palabra y cada vez entiendo menos. ¿Qué tengo que ver yo? ¿Se equivocaron? ¿Escuché mal? Seguramente tuvo que haber sido eso. Para aclarar mi duda me giro para preguntarle al hijo del señor Genovese, pero al fijarme ya no estaba a mi lado. Como si se lo hubiera llevado el diablo.

Sin saber que hacer y con un signo de interrogación tatuado en mi frente voy en busca de mi papá para que me diga que no me preocupe y que no sea una ridícula por creer tal cosa. Es que, en qué cabeza, ¿yo? casarme. Ni siquiera en la mía pasaba eso. Al encontrar a papá corro hacia él y le llamo.

-    ¿¡Papá, que demonios acaba de pasar!? – tengo que levantar mi voz para poder ser escuchada por la celebración del Año Nuevo

-    ¡Hija, lo siento! – me dice mi papá dejándome aún más confundida

-     ¿¡Qué!? – le pregunto no entendiendo nada

-    ¡Se tenía que hacer, por el bien de todos! – dice, pero no lo entiendo por el ruido

-    ¡¿Qué?! – vuelvo a preguntar haciendo que él se exaspere, me agarra del brazo y me lleva a un lugar mas tranquilo para poder hablar de esta extraña y confusa situación

Al llegar a una especie de sala de estar me dirijo hacia él y vuelvo a preguntar

-    Papá ¿Qué ocurre? – al decir eso me mira y no me puede sostener la mirada por mucho tiempo poniéndome nerviosa – ¿Por qué tu amigo dijo esa tontería? – abre la boca para responderme, pero en eso se abren las puertas dejando ver al Sr. Genovese y a su hijo adentrarse a la estancia con nosotros

-    Veo que quieren celebrar en privado – dice el señor Genovese con una sonrisa mientras se planta al lado de mi padre al contrario de su hijo que se quedo recostado en la puerta con su mirada perdida

-    ¿Celebrar? No tengo nada que celebrar solo necesito que me expliquen que rayos es todo esto – contesto algo alterada pues mi paciencia está decayendo

-    ¿Acaso no estas enterada todavía? – pregunta con falsa confusión – te casaras con mi hijo

-     ¿Es una broma? No entiendo porque yo de todas las que existen en el mundo se tiene que casar con tu hijo ¿por qué yo? – le reprimo mirándolo a los ojos

-    En realidad, nada en especial solo me ahorraste la búsqueda al ser la hija de un buen amigo y saber que serás fácil de controlar – admite sin emoción alguna lo que hace que mi paciencia se agote y me ponga furiosa

-    ¿CONTROLAR? ¿Quién carajos te crees que eres? – le grito ganándome par de miradas de asombro incluyendo la de mi padre y la del chico recostado en la pared que ya hace mucho se había desligado de la polémica – No soy un maldito peón que puedas controlar y muchos menos casar – continuo, pero soy interrumpida por mi ahora supuesto padre

-    Hija, calma, no es tan malo como crees – le impido terminar lanzándole una mirada de mezclada de enojo y decepción

-    ¿Como pudiste venderme así papá? ¿Cómo? ni siquiera sé por qué un jefe de una empresa necesita una maldita esposa – digo y toda la habitación se torna en silencio

-    ¿Empresa? – pregunta ahora el chico con cara de confusión

-    No sé qué te haya dicho Her, pero te aseguro que no trabajamos en una empresa – dice el señor Genovese mientras mueve su saco de vestir mostrándome disimuladamente el arma que tiene incrustada en su cinturón provocando que dé un paso atrás, se me corte la respiración y pierda las palabras

Esto no puede ser

NO PUEDE SER

Mi papá...

Mafia...

Armas...

Muerte...

Él no es así... ¿o sí?

Dirijo mi mirada sorprendida a papá y el evita mirarme dándome a entender que todo lo que me acabo de imaginar es cierto. Él es parte de todo eso. ¡Ay, Dios! Con repentinas náuseas y mareos me dirijo a la puerta lo más rápido posible. Necesito huir de aquí, de este lugar enfermizo y de este ambiente tan oscuro y siniestro. No puedo creer que papá sea parte de todo esto y que me quiera involucrar a mi también. Camino a trompicones de la estancia chocando el hombro con alguien que no me molesto en mirar. Atrás de mí escucho como llaman mi nombre, pero lo ignoro no queriendo escuchar a nadie.

Al llegar a la salida el golpe de aire fresco me hace caer en sí, mi respiración se corta aún más y mi corazón parece que está en una carrera. No puedo controlarme, no puedo asimilar todo lo que ha pasado en los últimos minutos, ha sido muy rápido, carajo ni rápido ni lento, a quien se le ocurre decirle a alguien que su padre es un maldito mafioso que te ha estado mintiendo toda tu estúpida vida y además te quieren involucrar casándote con uno de ellos. Al demonio, me largo de aquí.

Sin saber cómo salir de ahí miro a todos lados sin la confianza que tenía hace media hora, ahora sé lo que son cada una de estas personas y me aterra estar al lado de ellas. Girando como paranoica siento como posan una mano en mi hombro y me sobresalto.

-    ¡Oye, Oye! No voy a hacerte nada, ¿estas bien? – giro para ver al chico con el cual me había tropezado antes en la fiesta

-    Eh sí, estoy bien – respondo con la voz entrecortada no muy confiada ahora que sé que este chico puede que sea parte de los criminales que están dentro

-    ¿Segura? No te ves bien -me dice mirándome con cierta preocupación en sus ojos – Escuché lo que pasó y créeme es una injusticia, puedo ayudarte a salir de aquí si eso es lo que deseas – me ofrece. Mi primer pensamiento es negarme no estoy tan demente para aceptar tal invitación de un completo extraño, pero viendo mi situación es mi única opción no quiero ver a mi padre ni a los Genovese por un buen tiempo a lo que me lleva a responder

-    De acuerdo llévame a mi casa por favor - el chico me dirige enseguida hacia un auto color carmín, deportivo y muy costoso a simple vista. Me abre la puerta del pasajero y dudo un poco al subirme, pero termino haciéndolo, rezando que no me secuestren en el camino

El camino hacia mi casa es silencioso, no me muevo ni por equivocación parezco un tipo de persona con un trauma, aunque creo que acabo de desarrollar uno. Al llegar el chico cuyo nombre no se aún se estaciona al frente del edificio donde mi apartamento pertenece. Sale del auto y se dirige abrirme mi puerta. Algo extrañada por su caballerosidad salgo del auto y lo miro.

-    Muchas gracias – le agradezco

Al menos no me secuestró o me quiso casar con alguien

-    No hay de que señorita, espero y pueda salir ilesa de esta situación tan cruel, nadie se merece que le mientan ni mucho menos ser forzado a hacer algo que no quieren, buenas noches – dicho eso se giró y se adentró a su auto y retomó su camino sin dejarme la oportunidad de preguntarle su nombre y sin asimilar lo que dijo

Aún sin asimilar nada subo a mi apartamento y al entrar me encuentro con los cuerpos inertes de Ashley y Derek, de seguro se quedaron dormidos en medio de una discusión porque uno esta en el suelo y otro en el sofá. Me alegra encontrármelos así porque no sabría cómo explicarles que en esa "fabulosa fiesta" salí con un papá mafioso y un posible marido, mafioso también. Es que ni yo me lo acabo de creer.

Me dirijo hacia mi habitación, me dejo caer en mi cama cansada de todo lo que pasé en solo unos minutos y tratar de dormir para terminar esta pesadilla. Acostada mirando al techo quemando mi cerebro de tanto darle vueltas al asunto mi celular vibra a mi lado. Al girarme para ver de quien se trata visualizo que es una llamada de papá. Con cara de amargura tomo el celular y lo apago. Me enferma pensar que lo único que conocía de él sea una mentira y que su verdadero yo es ser un criminal sin piedad que vende a su hija sin importarle lo que le pase. No quiero saber si eso es cierto, no quiero. Ya perdí a mamá y con esto estoy perdiendo a papá.

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