LinaNo puedo con mi cuerpo
Al despertar hace unos 10 minutos todas mis articulaciones están pasando factura por el lugar poco indicado en el cual dormí y las posiciones que me vi obligada a optar para lograr estar un poco cómoda. Tengo un dolor de cuello insoportable y mi espalda parece tener vida propia por las retorceduras que da. Me quedo quieta con la intención de que nada duela solo mirando al techo odiando mi vida un fuerte sonido cerca de mi oído hace que brinque del susto aumentando el dolor. Busco desesperadamente le causante del molesto ruido para detenerlo hasta que doy con mi móvil que esta recibiendo una llamada debajo de mi almohada.
Con un humor de mil demonios contesto sin mirar de quien se trataba. Grave error.
- ¿Hola? – digo con voz dormida y con clara molestia por haberme echo mover de mi incómoda posición
- ¿Señorita Muñoz? – pregunta una voz madura que hace que mis ojos quieran salirse de mi cara y me de como mil cachetadas mentales.
Maldición es el doctor Charles, ¡Y yo contestándole así!
- Oh, ¡buenos días! ....Sí, soy yo doctor...... ¿Qué se le ofrece? – contesto torpemente tratando de levantarme del incomodo sofá lo más rápido posible cayéndome en el intento y ganándome mas dolor. ¡Maldición!
- Buenos días, me comunico por sus severas ausencias señorita. Me pregunto y también el consejo de este hospital si ya no será parte de nosotros más. – dice dejándome helada por su conclusión a mis faltas al trabajo. A lo que trato desesperadamente a encontrar una excusa. – Considerando que es un prospecto para empleada permanente los ojos están pegados en usted y no ha estado dando una buena impresión que digamos.
- ¡No! Lo siento, no señor, he estado ausente estos últimos días por unos...asuntos personales que no pude resolver muy rápido que digamos, pero si seguiré siendo parte de ustedes señor, compensaré todas las horas perdidas se lo prometo – suelto nerviosa por la posibilidad de ser expulsada del internado que tanto me costó conseguir.
- Bueno, si usted lo dice, la espero hoy para cumplir con su responsabilidad señorita Muñoz – finaliza la llamada dejándome con un nudo en el estómago y los nervios de punta.
Estoy arruinada
¿Cómo se supone que yo salga de esta cárcel llena de guardias? Además, ¿Cómo voy a llegar hasta el hospital? Ni auto tengo que deprimente.
Dando vueltas sobre la habitación sobándome la espalda y quemando mi cerebro para encontrar una solución para poder ir a trabajar me da un vuelco de repente el pensamiento de que Edryan podría estar en la habitación. Ayer me quedé dormida esperando escuchar la puerta indicando su llegada, pero alrededor de la 1 de la mañana mi cuerpo no pudo más y el sueño me ganó. Con pasos cortos y lentos me dirijo hacia el cuarto y veo que la puerta no está del todo cerrada. Con los nervios a flor de piel me acerco aún más y miro por la rejilla de la puerta. Mis hombros se destensan con la misma rapidez de cuando se tensaron al cree que él estaba aquí, las sabanas de la cama están perfectamente tendidas y no hay indicio de que el continúe por aquí.
Alejándome con una preocupación menos continúo con mis vueltas de la desesperación. Después de unos 15 minutos en la misma situación la frustración me puede y tomo un jarrón negro que de simple vista se ve carísimo y lo lanzo contra la pared provocando que se rompa y que todos los pedazos caigan al suelo.
Segundos después escucho como tocan a la puerta y preguntan mi nombre. Me quedo quieta por un momento para pensar quien podría ser y para que hasta que escucho nuevamente mi nombre y distingo de quien es la voz. Me dirijo hacia la puerta y tomando una larga inhalación la abro.

ESTÁS LEYENDO
Intravenous
Novela JuvenilElla ama su trabajo Él odia el suyo Unidos por obligación se ven arrojados en un mundo muy diferente para ellos. Ninguno tenía la idea de estar amarrado a alguien y menos de una persona completamente diferente. No solo se unieron en un juramento en...