LSELL | Charlotte Swan es una adolescente conocida por su corazón bondadoso y su actitud alegre.
Jamás ha creído realmente en el amor de pareja, sin embargo, su vida se pone patas arriba cuando conoce al nuevo miembro de la manada Quileute.
Seth Cl...
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Maratón ¹/?
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El intenso aroma a café llenaba la cocina del hogar de los Swan, en donde se encontraban Charlie, Bianca, Lottie y Amada desayunando.
En la mesa había más pan tostado del que ellos podían comer, una gran jarra con jugo de naranja y algunos panecillos que Bianca y Charlotte habían preparado.
—¿A qué hora saldrán de la escuela hoy, niñas? —preguntó Charlie mientras tomaba un pan; aquel había sido su intento de iniciar una conversación con su hija, quien en los últimos cinco días había estado preocupantemente callada.
Porque sí, habían pasado cinco días desde que se había alejado de Seth Clearwater.
—Creo que yo termino a las tres y media, pero Lottie termina a las cuatro igual que los muchachos ... -respondió Amanda, consiente de que su amiga no lo haría. —Por cierto, Aiden pasará a recogernos para ir un rato a la playa.
Aquello era sin duda una mentira, pero nadie había pensado cómo explicarle a sus padres que pasaban todas las tardes en casa de los Cullen.
—Me parece una buena idea. —comentó él, mirando a su niña con esperanza. Quizá aquello podría distraerla un rato. —Salgan a divertirse, es viernes así que pueden llegar tarde a casa.
—¡Toque de queda a las diez en punto! —exclamó Bianca de inmediato, pues conocía a la perfección a su hija.
Aquel comentario los hizo reír, incluso a Charlotte; aquello ocasionó que los tres restantes la miraran con sorpresa y emoción. Incluso con los ojos irritados, las oscuras ojeras bajo estos -—las cuales Amanda y Bianca se encargaban de cubrir con maquillaje todas las mañanas— y la evidente falta de emoción, su sonrisa seguía iluminando la habitación entera.
—¿Sabes algo, cariño? —se apresuró a decir el hombre llamando la atención de su hija. —Estaba pensando que tal vez debería enseñarte a conducir, ahora que tu hermana dejó la pick up podrías usarla; en un mes cumplirás dieciséis y podré firmar tu permiso.
—En realidad no es necesario. —respondió la castaña, mirando a su padre con cautela. —Me refiero a que... Jacob me enseñó a conducir hace un tiempo.
—¿Estás bromeando? —preguntó entre divertido y preocupado.
—Cuando terminó de reparar el Golf salimos a probar qué tan bueno era y... Una cosa llevó a la otra. —explicó con las mejillas sonrojadas. —Pero regresando al tema, me encantaría usar la Chevy.
—Ya hablaré con Jake sobre esto. —bromeó Charlie y, mientras las pelirrojas reían, el teléfono comenzó a sonar.
El jefe se levantó para responder mientras las demás seguían desayunando, sin embargo, pocos segundos después el hombre se acercó a su hija.
