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025. "Torture."

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Aquel día había sido uno muy ocupado para Emily, por lo que pidió a Charlotte que cuidara a su sobrina Claire mientras ella no estaba, advirtiéndole que los chicos llegarían a molestar después de medio día.

La rubia ya había limpiado la casa e incluso había visto una película, pero ahora se encontraba acostada en el sillón de la sala viendo hacia el techo mientras la pequeña Claire jugaba con los cochecitos de juguete que ella le había llevado.

Los neófitos llegarían en dos días y todos estaban preparandose.
Se sentía segura a pesar de estar sola, ya que Paul y Jared estaban patrullando cerca de ahí. En cambio, los demás miembros de la manada —incluido Seth, quien seguía recibiendo presión por parte de Emmett—, estaban entrenando con los Cullen.

Se levantó del sillón y acomodó su pijama, porque sí, la llamada de Emily había sido tan urgente como repentina.
Sacudió la camiseta —que Seth había olvidado en su habitación y ahora le pertenecía—, metió las manos en los bolsillos del short y caminó hacia la cocina para buscar algo de comer.

—¡Será mejor que corras, Call! —escuchó el grito de Jacob en el patio trasero, alias "el bosque".

—¡No lo dejes entrar a la casa! —gritó esta vez Quil.

Tomó el tarro de galletas y caminó hacia la sala, en donde Embry, Quil y Jacob estaban peleando.

—¡Cuidado con Claire, idiotas! —exclamó molesta.

Los tres habían entrado con los pies llenos de lodo y tierra, y habían ensuciado el piso que ella recién había limpiado.

—¡Van a salir a lavarse los pies y después van a limpiar todo esto! —ordenó con una mano en la cadera. Su ceño fruncido la hacía ver graciosa, pero aún así los chicos temían que les arrojara el tarro de vidrio en la cabeza.

Uno por uno salieron, mientras que Seth apenas llegaba.
El cachorro había escuchado el regaño, por lo que borró todo rastro de tierra que hubiera en él.
Entró a la casa y sonrió animado al verla. —Hola, preciosa.

Besó su mejilla y le quitó las galletas.

—¿Qué fue eso? —preguntó ella reprimiendo su sonrisa. —¿Acaso eres un galán ahora?

—Sam me dijo que debo perder la vergüenza y ser directo. —respondió aún masticando.

Lottie lo habría regañado por eso, de no ser porque le resultaba adorable.

—No puede ser. —fingió fastidio. —Ahora no dejarás de coquetear conmigo.

—Oh, y supongo que será una tortura para ti. —el chico le siguió el juego.

Le Soleil Et La Lune《 Seth Clearwater》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora