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040. “Souhaiter”

 “Souhaiter”

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Habían pasado algunos días desde aquella charla entre Emmett y Charlotte; ambos habían descubierto varias cosas.

En primer lugar, Emmett descubrió los pecaminosos deseos de la chica que consideraba como la más pura e inocente niña.
En segundo lugar, ahora no podría mirar a su pequeña sin recordar su voz citando que quería acostarse con el pulgoso.
Y en tercer y último lugar, Charlotte descubrió que los vampiros pueden entrar en shock.

Sin duda alguna, fue un día lleno de aprendizajes.
En cambio, el día actual estaba siendo muy tenso en la casa de los Swan.

—¡Maldita sea, imbéciles! —gritó Amanda lanzando una palomita hacia la televisión. —¡No se separen!

Caleb, Amanda y Leonardo habían llegado sin avisar a casa de la rubia, por lo que ésta había dejado a Seth en su habitación desde hace más de una hora.

—¡No grites, loca! —exclamó Caleb desde el suelo de la sala, en donde también se encontraba Leonardo.

Charlotte aprovechó que todos estaban distraídos con la película y sacó su celular; lo encendió y entrecerró los ojos cuando la luz le lastimó los ojos —pues la sala se encontraba completamente a oscuras—, dio otro rápido vistazo a sus amigos para confirmar que estaban mirando la película y tecleó un mensaje.

¿Sigues aquí? :(

Esperó pacientemente la respuesta de su novio, realmente deseaba que siguiera en su habitación pues —a pesar de que amaba pasar tiempo con sus amigos—, había estado a punto de conseguir lo que le había confesado a Emmett que quería.

Al no recibir ninguna respuesta por parte de Seth decidió apagar el celular y tratar de prestar atención a la película.

La música de suspenso la hizo encogerse en su lugar, aunque no sabía exactamente qué estaba ocurriendo en la pantalla.
De un momento a otro, cesó.
Los cuatro adolescentes quedaron completamente a oscuras y en silencio.

Ninguno se movió, incluso Amanda se cubrió los ojos. Pero unos pasos en las escaleras hicieron que los dos muchachos se tensaran.

—Amor, ¿por qué tardas tanto? —la adormilada voz de Seth hizo que los tres no invitados gritaran.

Caleb se levantó del suelo y corrió a encender la luz, Leonardo frunció el ceño con molestia al reconocer la voz del muchacho y lo miró directamente a los ojos en cuanto pudo.

Le Soleil Et La Lune《 Seth Clearwater》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora