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008. “Patrons de loups”.

La tarde cayó y la manada estaba ansiosa por la reunión —y en algunos casos como el de Paul, les emocionaba más la comida—

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La tarde cayó y la manada estaba ansiosa por la reunión —y en algunos casos como el de Paul, les emocionaba más la comida—.
Seth y Charlotte no habían parado de hablar ni un segundo, a excepción del momento en que al chico le dio un ataque de hipo y la rubia se rió a carcajadas.

—¡Chicos, vayan a reunirse con los demás! —gritó Emily desde la cocina. —Ya salieron las hamburguesas.

Seth tomó nuevamente la mano de la chica y la llevó hacia el patio con una sonrisa tan enorme que incluso le dolieron las mejillas.

—Ey, chica, espero que puedas comer con una sola mano. —bromeó Paul.

—Ey, idiota, espero que puedas vivir con tu pequeño cerebro. —respondió causando la risa de todos.

Lahote tomó una papa frita y se la lanzó reprimiendo su risa.

—Te dejaré ganar solo esta vez. —murmuró antes de regresar su atención a Sam.

Seth tomó un plato y puso en él la hamburguesa más grande que vio.
Estuvo a punto de morderla cuando vio que la hamburguesa de Charlotte era muy pequeña.
Paseó su mirada del plato a la chica varias veces hasta que se decidió.

—¿Quieres cambiar? —le preguntó.

—Seth, creo que seremos buenos amigos. —chilló alegre antes de asentir.

Cambiaron los platos y comenzaron a comer.

—¡Emily! ¡Están deliciosas! —exclamó la chica después de masticar.

Todos sonrieron discretamente al ver que sostenía la comida con fuerza con su única mano buena.

—Muy bien, niños. —los llamó Sue. —Saben que esta reunión es para anunciar algo serio.

—Oh por Dios, los jefes lobo van a decirnos algo importante. —susurró Charlotte para que sólo Seth la escuchara, olvidando que toda la manada podía hacerlo.

Billy Black, quien estaba al frente de la mesa habló.

—Cómo todos saben, hace unos días ocurrió un accidente cerca de nuestra playa. —el corazón de Seth se aceleró y sus manos comenzaron a temblar al igual que su labio inferior, la culpa lo invadió. —Lamentablemente Charlotte salió herida por culpa de una intrusa que todos ya conocen.

—La pelirroja. —murmuró Embry.

—Exacto. —respondió el hombre. —Es la misma mujer que...

El silencio reinó después de eso, dando oportunidad a los pensamientos negativos de Seth.
Se puso de pie sin decir una sola palabra y comenzó a caminar sin rumbo fijo.

Le Soleil Et La Lune《 Seth Clearwater》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora