LSELL | Charlotte Swan es una adolescente conocida por su corazón bondadoso y su actitud alegre.
Jamás ha creído realmente en el amor de pareja, sin embargo, su vida se pone patas arriba cuando conoce al nuevo miembro de la manada Quileute.
Seth Cl...
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Después de tres horas de entrenamiento los lobos habían aprendido lo básico para pelear con los neófitos y habían acordado una nueva fecha para la siguiente reunión.
En cuanto a Charlotte, ella aprendió al menos tres ataques diferentes con una sola mano.
—¡Bella! —corrió hacia su hermana haciendo su mejor cara de ángel. —¿Puedo ir con Seth?, ¡Porfis!
La castaña volteó a ver al chico, quien ya se encontraba en su forma humana y le sonrió.
—¿Quién te llevará a casa?
—Sam puede hacerlo. —mintió. Aún no había pensado en eso.
—Está bien, te quiero en casa antes de las seis.
La pequeña besó su mejilla y después de despedirse de los Cullen tomó la mano de Seth. El moreno se colgó la mochila de la chica en el hombro y caminaron entre los árboles.
—¿Estás cansado?
—Solo un poco.
—¡Lo hiciste genial! —comenzó a parlotear haciendo ademanes. —¡Cuando lo lanzaste hacia el árbol! ¡Y cuando intentó derribarte y lo hiciste comer tierra!
—Le pedí disculpas, aunque parecía feliz cuando se levantó con la cara llena de tierra.
—¡A Emmett le encanta pelear! —comenzó a contar todas las veces que había visto a su papá oso iniciar una pelea con Jasper.
El resto del camino fue igual, pues la chica no paró de hablar hasta que llegaron al campo.
Seth la alzó en sus brazos y caminó hasta estar en el centro. La bajó sin quitar las manos de su cintura y le dio un beso casto.
—¿Por qué Emmett dijo el nombre de Riley? —preguntó confundido.
Se acostaron entre las flores y la chica frunció el ceño. —¿No te lo dijeron?
—¿El qué?
—Riley es quien nos está cazando.
—¿Qué?, ¡Dijeron que no sabían quién era!
Se sentía traicionado, y eso se notó en su rostro.
—Bueno, ellos realmente no saben quién es Riley así que... No te mintieron. —los defendió la chica.
—Pero tú si lo sabías. —su mueca de enfado le causó ternura, así que pellizco sus mejillas.
—No tuve oportunidad para decírtelo, anoche no llegaste a dormir. —le reclamó cruzandose de brazos.
