Mediación

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Anfitrite había decidido volver a tener una plática con Saori, está vez dejando su enojo y rencor de lado, hablar como hermanas a lo mejor les vendría bien .

Le pidió a los soldados rasos que abrieran las puertas para entrar al calabozo.

—Anfitrite: Se los agradezco tanto—Hizo un ademán con la mano, y ellos se retiraron de manera inmediata—Julían, por favor préstame las llaves para liberar a Saori.

—Saori: ¿Por qué has vuelto?

—Anfitrite: Solo he venido a conversar, ¿No se puede acaso?—Abrió una de las pulseras, soltando el brazo izquierdo de Saori—La humana tenía un poco de miedo a que murieras—libero la otra extremidad.

—Saori: Tu no tienes vergüenza—Se tocó el estómago para ver si seguía sangrando—Un problema menos—Murmuró, Kannon había sellado bien esa herida.

—Anfitrite: Lamento no tener instalaciones parecidas a las de tu santuario en términos de celdas, espero que eso no moleste a su alteza—Miró a los alrededores de la celda como si estuviera juzgando—Pero agradece el hecho de que mi general marina fuese tan bondadoso contigo.

—Saori: Has puesto a Kannon en mi contra, ¿Por qué le haz hecho eso?

—Anfitrite: No he hecho nada, Saori, el ha venido en cuanto pude despertar, aunque no guste tanto su tardanza.

—Saori: Actúas como si nada te importará, ¿A qué se debe eso?—La miró con incredulidad.

—Anfitrite: ¿Por qué debería? No me importa nada más allá de matar a Pegaso y Sagitario, me da igual si después me matas, no me interesa si vuelvo a una vasija, mucho menos quiero dominar al mundo, no me importa lo que la humanidad haga con su tierra.

—Saori: ¿Hay algo que a ti te importe en este mundo?

—Anfitrite: Mi familia, por más que tú estés en ella—La voz de la humana, en lugar de la deidad era algo raro de oír; eran voces tan diferentes, transmitían sentimientos totalmente opuestos y sin embargo podía hacer un cambio tan orgánico que daba miedo.

—Saori: No digas idioteces

—Anfitrite: Edén es mi hijo, me has visto cuidarlo, y Yūna es mi sobrina. Los amo tanto, por eso se que en este Santuario están seguros de muchas amenazas.

—Saori: ¡Y estás exponiéndolos a muchas otras! ¡Solo estás pensando en lo que tú quieres!

—Anfitrite: ¿Dónde está lo malo en eso?

—Saori: No estás hablando en serio.

—Anfitrite: Soy su madre, soy la que está encargada de cuidarlos si algo malo les llegará a ocurrir. Cómo Diosa los puedo proteger de peligros humanos, su bienestar es lo único que yo deseo.

—Saori: ¿Entonces por qué has armado está guerra?

—Anfitrite: ¿Como ellos van a estar bien viviendo en un mundo donde los hombres que le hicieron daño a su madre están libres? Siempre tendrán el riesgo de que ellos les hagan algo malo—Tomó las manos de su hermana—Si tu vieras, o si tú supieras todo lo que ellos dos me han hecho estarías de mi lado... Porque a nadie le deseo vivir eso.

—Julían: Solo oírlo puede helar la sangre, debiste haber detenido a tus hombres en el momento en el que tuviste la oportunidad—Un consejo un tanto inútil. 

—Saori: —Levantó las manos y las llevó a las sienes de Anfitrite—¿Por qué tu mente ha aceptado tan fácilmente el alma de esa deidad? Confío en que tú podrás deshacerte de  esa alma vengativa y malvada.

—Anfitrite: No soy vengativa, pequeña Saori—Movió las manos de su hermana con cierto desden—Esa no es mi naturaleza—Arregló uno de los mechones de cabello de Saori.

—Julían: Créeme, tu hermana es una persona bastante amable—Besó la mano de Anfitrite.

—Saori: ¡Confió en la amabilidad de mi hermana! ¡Por eso me molesta que una diosa la utilice como un maldito juguete!

—Anfitrite: ¿Juguete?—Hizo un gesto de confusión, pero en poco segundos cambio a una sonrisa—¿Por qué estaría usandome? ¿O es que te molesta que yo pueda equiparar tu poder?

—Saori: ¿Por qué estaría celosa?

—Anfitrite: Por muchas razones—Se inclinó—Como que tú maldito par de burros están obsesionados conmigo y no contigo—Hizo una mueca al pensar en tales caballeros.

Saori un tanto ofendida apretó los puños, Anfitrite le había hartado, le había insultado a ella y a sus santos.

En un acto de enojo, le salpicó la sangre de su mano a Anfitrite en cuánto se acercó, pensando que le haría daño.

Continuará...

La Reina de todos los MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora