La sangre le había caído en el cuello y pecho, fue como si le hubieran tirado ácido. Dolía como mil demonios, dejaría una herida horrible, una queloide sin lugar a dudas.
Se agarró el pecho adolorida, pero quería mantener la compostura, podría hacer algo de lo que se arrepentiría.
Callada salió, dejando a decisión de Julián lo que pasará con Saori.
—Julían: Eres una idiota—Gruñó—¿Qué tanto te cuesta aceptar que tiene razón? Si lo hubieras admitido no estarías en este problema ¡Si tan solo te dignaras a escucharla lo entenderías! ¿De verdad eres tan cínica con tu propia familia?
—Saori: ¡No trato de ser mala!
—Julían: ¡Pues eres una desleal! Te conozco desde siempre y no entiendo cómo demonios eres tan desgraciada.
—Saori: ¿La mala soy yo?
—Julían: Mitsumasa siempre busco que tus hermanos y tú fueran unidos por más que vivieran lejos, y tú solo haces malditos esfuerzos para ser una maldita—Murmuró.
—Saori: ¿Por qué aceptas toda estas cosas que ella hace?!—Trató de caminar hacía Julían pero el la paro en seco—La tratas como un si ella fuera un tierno querubín, mientras que ella moviliza gente para lastimar a los de mi ejército.
—Julían: ¡Los que invadieron nuestro territorio fueron los tuyos!
—Saori: ¡Porque me han secuestrado!
—Julían: Porque estás mucho más segura aquí, más allá de la herida que te ha hecho nadie te ha tocado ni un pelo.
—Saori: ¿Y eso es mejor?
—Julían: Es mil veces más piadoso de lo que ustedes nos han hecho—Apretó los puños con rabia—¿Por qué te pones así?
—Saori: Mis hermanos y yo hemos pasado por tantas cosas que, a decir verdad, me es poco creíble que esa diosa quiera algo bueno usando por medio el cuerpo de una humana, el cuerpo de mi hermana.
—Julían: Lamento que sus estrellas hayan decidido una vida tan desdichada, pero podrías hacerla más llevadera ¿No crees?
—Saori: Lo sería si mi hermana no me hubiera mentido por años con el hecho de que era una santa, ¡O si tú no le hubieras puesto esa asquerosa alma!
—Julían: ¿Crees que yo haría tal cosa?!—Se echo a reír sin control—Que estúpida te has vuelto—Le pellizco la mejilla—Saori, yo no tengo tal poder, no puedo otorgar tal cosa. Quien libero el alma de la esposa de Poseidón fue Kannon hace años.
—Saori: ¿Por qué Kannon haría tal cosa?
—Julían: Puesto que buscaba manipular a Poseidón, no veo porque no lo quisiera hacer con Anfitrite. Y la libero antes de que yo siquiera supiera de la existencia de los dioses griegos.
—Saori: ¿Y por qué elegir a mi hermana?
—Julían: Creo que Anfitrite busca recipientes parecidos a ella, y tu hermana era lo más cercano a esa apariencia.
—Saori: Literalmente hay ya mujeres parecidas a mi hermana; Seika, Marillya o Anastasia pudieron haber sido el recipiente ¿Por que mi hermana?
—Julían: Marillya ya tiene un dios con el cual lidiar, Anastasia está muerta y Seika pese a ser la más parecida a tu hermana carece de sus habilidades—Hizo una pausa—Y creo también que de sus facultades mentales.
—Saori: ¿Cómo creerte?! Eres un dios contra el cual me enfrentado... Atena se ha enfrentado mil veces. No tengo una razón para confiar, Poseidon.
—Julían: Porque tengo una pequeña noción de lo que tú estás sintiendo ahora, porque si yo quiero puedo hacerla parar. Y porque no soy Poseidon, el sigue en su sello.
Continuará...
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La Reina de todos los Mares
ФанфикEn las profundidades del océano, la diosa Anfitrite, esposa del temible Poseidón, despierta de un sueño milenario. Kannon, ex dragón del mar, le había otorgado años atrás de la guerra contra Poseidón el cuerpo de la hija mayor de los Kido como recip...