Puño Fantasma

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Ellen por los momentos seguía con su lucha contra Hope, no lograba encontrar su debilidad por más que luchaba.

—Ellen: Me lleva, no quería usar esta técnica—Tomó su distancia—¡Puño Fantasma del Fénix!

—Hope: Jajaja—Levantó su brazo izquierdo levemente, una de las piezas de la scale se separó para servirle como escudo—¡Escama dorada!—El rayo de fénix rebotó como si de un espejo se tratará—Lastima que tu amigo estaba ahí atrás para recibir el golpe.

—Ellen: ¡¿Qué?!—Se volteó, pensando que Ryuga había salido de la alucinación, pero estaba en un error—¡Seiya!—Su amigo estaba con los ojos abiertos como plato—¡Te voy a matar Hope!

—Hope: Primero deberías ver el estado de tu amigo, ¿No crees?—Señaló a Seiya—Por esa cara que tiene, no está viendo nada bueno.

—Ellen: ¡Seiya! ¡Por favor resiste!—Sacudió a Seiya, que se hallaba a con la mirada sumida en el suelo, y la mirada opaca. El ataque había sido lanzado con la intención de hacer notar malos recuerdos, no sabía muy bien que tipo de cosas que estaría viendo pegaso.

El fénix recordaba muy bien cuando se enfrentó con Kojiro de Caballo menor, en ese entonces ellos no tenían mucho tiempo de haber obtenido las armaduras.

En ese enfrentamiento tan confuso, Ellen había lanzado el puño Fantasma contra el castaño, aunque si le asestó, en su camino la hermana mayor del Equeelus se había entrometido, y el efecto de tan devastador golpe había afectado a ambos.
Kojiro solo había derramado un par de lágrimas, se había levantado y seguido con su pelea, sin embargo, el puño afecto de manera muy diferente a la mujer, daba alaridos asustada, sumergida en recuerdos tan horribles que el propio Fénix se había quedado aterrado, y eso qué el no había manipulado nada de esas vivencias.

—Ellen: ¡Seiya! ¡Despierta!—Sabiendo que su mente era bastante similar a la de esas mujer, rezaba porque no fuera algo tan horrible—¡Eso no es real! ¡E-eso ya sucedió! ¡Por favor despierta!

—Seiya: Seika...—Murmuraba, aunque a decir verdad ese no era el peor de sus recuerdos—¡Seika!

—Ellen: ¡Seika está Grecia Seiya! ¡Ya la encontraste! ¡Despierta!

—Hope: ¡No le des la espalda a tu enemigo!—Arañó la espalda de Fénix, provocando unas heridas que parecían haber sido causadas por un lobo.

—Ellen: ¡Eres un desgraciado!—Lo mandó a volar con una ráfaga de Ken.

—Hope: ¡Alucinación!—Desprendió otra vez ese humo fétido.

—Ellen: Las alucinaciones no funcionan con el ave Fénix—Exclamó—Aunque si tus ataques tienen que ver con la mente es posible que no sea útil mi ataque en su forma normal—Murmuró—<<Si embargo, una ilusión podría funcionar>>—Pensó y esbozo una sonrisa.

—Hope: ¡Borraré esa sonrisa se tu rostro, Ave Fénix!—Empezó el intercambio de golpes, ambos iban rápidamente. El que se descuidará iba a morir.

Ellen con su codo golpeó el estómago de su rival, el general retrocedió y el de cabello azul uso ese momento para patearlo en el pecho. 

—Ellen: ¡Solo un ser desalmado usaría la mente para hacerle daño a las personas!—Que indignante, él solo usaba en sus enemigos ese poder, que dolor sería usarlo en gente inocente—¡Yo acabaré con tus juegos! ¡Alas llameantes del Fénix!

—Hope: ¡Pajarraco estúpido!—Trató de cubrirse con su brazo, pero el cosmos usado en ese ataque era demasiado devastador como para resistirlo.

—Ellen: —Esbozó una sonrisa al ver a su contrincante en el suelo—Sin tus trucos mentales tu no eres nada, tal como Lyumnades ¡Tienes el corazón igual de podrido que él!

—Hope: E-ellen—Pronunció con odio, antes de caer muerto por las heridas.

—Ryuga: M-mi cabeza...—Tenía un dolor y mareo fatales, quería volverse a desmayar para no soportar esa agonía.

—Ellen: ¡Ryuga!—Se arrodilló a su lado—¿Estas bien? ¿Qué viste?

—Ryuga: S-solo recuerdos con Fleur, era como si ella siguiera aquí con Natalia y conmigo—Por sus mejillas corrieron un par de lágrimas, que el secó con sus dedos—Y alguno que otro recuerdo de mi mamá.

—Ellen: Todos extrañamos a Fleur—Le tendió la mano a su amigo—Pero no podemos vivir por los "hubieras".

—Ryuga: Eso lo sé—Se giró a ver a Seiya—¿Y a Seiya que diablos le pasa? Parece que vio al diablo a los ojos.

—Ellen: ¡Seiya!—No pensó que después de tanto rato seguiría afectado—Tonto testarudo, ¡Despierta!—Le dió una bofetada a ver si con eso reaccionaba.

—Ryuga: ¡Nos retrasaremos más si esperamos a que despierte!—Se quejó.

—Ellen: ¿¡Planeas dejarlo aquí varado?!

—Ryuga: ¡Se lo tiene bastante merecido!—Grito en respuesta—Le tienes demasiada bondad, ¡Que nos alcance y ya!

—Ellen: Maldito traumado—Tomó a Seiya por el torso, y sostuvo su brazo por sobre sus hombros—Tu corre, cargarlo alentará un poco mi avance pero ambos llegaremos a Anfitrite.

—Ryuga: ¿Es en serio?! ¡Deja de llorar por la leche derramada!—Echó a correr.

—Ellen: <<Lamento haberte causado tanto dolor con ese ataque, amigo>>—Lagrimeó un poco—<<Marillya entiende lo que ha pasado, no te culpes por favor>>—Echo a andar con lentitud, Seiya pesaba más de lo que Ellen esperaba.

—Seiya: P-perdoname...—Pidió con voz quebradiza, sumido en la ilusión—D-debí ayudarte... En ese tiempo era un cobarde.

—Ellen: Pegaso...—Lo observó con confusión, no entendía totalmente el recuerdo que rondaba en la mente de Seiya—Calma, no ha sido culpa tuya. Eras un niño, no podías luchar en su contra.

—Seiya: L-lo lamento, hermana... —Alzó su mano con cierto temor, imitando el movimiento de la memoria que estaba recordando—P-perdón.

Continuará...

La Reina de todos los MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora