—Julián: No, tu no la conoces Saori.
¿Cómo tenía la cara dura de decirle algo como eso?
Lo trataba como si fuese un idiota que no sabía ni un pelo de salud mental, como si de alguna forma nacer bajo la estrella de Poseidón invalidara su punto, un punto que no tenía que ver con el santuario sino con la salud mental de su amiga.
No podía criticar del todo la postura por parte de la de cabellos lila, el no era el mejor ejemplo de salud mental.
Las múltiples vidas que Poseidón había arrebatado usando su cuerpo, y el hecho de saber que parte de ese sufrimiento lo causo el le arrebató la felicidad de su corazón, le dio un shock de lo que era el mundo.
Desde la guerra santa contra Poseidón las cosas se habían complicado, esta situación acercó mucho al joven Solo y la joven Kido, y los días anteriores al arribo de los caballeros del Zodiaco fueron muestra de ello.
—Mira, todas las criaturas marinas gustan y alaban tu presencia—Le tomo la mano, guiando sus dedos a una flor—Todas los seres marinos te amarían independientemente de tu cargó de Diosa.
—La flora y fauna marina no deja de sorprenderme—La mujer se arrodilló y tomo la flor entre sus dedos, acercándola a su rostro para poder disfrutar de su olor—De pequeña me daba miedo, pero ahora no deja de maravillarme.
—¿Y esa aversión de dónde vino?—Julian se arrodilló al lado de ella, sonreía al verla con una sonrisa despues de tanto—El mar es un lugar hermoso, el ambiente de aquí es de lo más relajante.
—Para un santo de Atena nada tiene el derecho de ser relajante—Se levantó aún contemplando la flora—¿Ahora qué intentas?—El le había tomado la mano
—Recordarte que eso ya paso. Ya no tienes porque preocuparte, porque ya no sirves al santuario, solo eres tu.
—¿Sólo soy yo?
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La Reina de todos los Mares
Hayran KurguEn las profundidades del océano, la diosa Anfitrite, esposa del temible Poseidón, despierta de un sueño milenario. Kannon, ex dragón del mar, le había otorgado años atrás de la guerra contra Poseidón el cuerpo de la hija mayor de los Kido como recip...