La Reina de todos los Mares

Las hijas de Odiseo, un santo contra un jinete

Un caballero Ateniense logró pasar por todo ese complicado camino sin toparse con los guerreros marinos, asumía que todos se hallaban peleando con un santo.

Thetis no estaba cuidado la puerta del templo, eso extraño a ese santo, por lo que abrió la puerta esperando encontrarse a Poseidón para encararlo nuevamente.

—¡Desaparece, Ofiuco!—El soldado sostenía una lanza en tonos ébano, la diosa del mar estaba sosteniendo la parte posterior del arma, cargándola con su cosmos.

La diosa soltó el arma para que esta fuera encajada en el pecho de Ofiuco por el guerrero de morado.

La diosa mostró una sonrisa soberbia al ver a ese santo dorado en el suelo, nunca se había llevado bien con ese santo, ambos chocaban constantemente. (Muy parecida a esta sonrisa socarrona de Hyoga en la ardiente batalla de los dioses).

—Parece que estás en un grave problema, Shaina—Se rio pícara—Giste, acaba con ese animal rastrero, avísame cuando termines y yo veré qué saquen su cadáver de mi templo—Señaló borrando su sonrisa.

—Sí—Observó a la deidad hasta que salió de la habitación—Cuanto tiempo, Shaina. Me parece que aún tenemos asuntos pendientes.

—Shaina: ¿G-geist?—Su hermanita menor hizo que se retirará el casco de la Sapuri—¡¿Q-qué te ha pasado?! ¡T-tu piel!—Le dio cierto asco la marca con nebulosas bajo el párpado izquierdo de Geist, junto con otros rasguños y queloides en su rostro, las heridas hacían ver a su joven hermana Geist como una adulta.

—¿Acaso te disgusta?—Cuestionó con frialdad—Pues que lastima, porque así quedó mi piel—Se cruzó de brazos, indignada—¿Y esa cara de loca?—Rio al ver a su hermana mayor aterrada—Estás preguntándote por mi armadura ¿Verdad?

—Shaina: ¡Que te sucedió!—Le gritó envuelta en pánico—¡Esa mimada te manipuló! ¡Ella te hizo eso! ¿Verdad?—Zarandeó a Geist con fuerza.

—Geist: “Esa” de la que estás hablando es mi mejor amiga, ella jamás me haría daño ¡A diferencia tuya!—Arañó el rostro de Shaina con sus filosas garras, y la pateó hasta que chocó contra la gran puerta del recinto—Estoy en mis ocho sentidos y sé que es lo que estoy haciendo, “hermana mayor”—Enfatizó eso último con comillas en el aire.

—Shaina: ¿Ocho sentidos?.. ¡¿Acaso tú también luchaste contra Hades?!—La encaró.

—Geist: No, pero mi octavo sentido despertó hace un tiempo…—El casco de su armadura volvió a su cabeza—Desde mi muerte para ser exacta—Soltó, se sintió como un balde de agua fría para la protectora del templo de ofiuco—¡Lárgate de mi vista! ¡Garra de trueno!—Shaina apenas pudo evitar el ataque, el suelo de mármol se hizo añicos frente a la de pelo verde.

—Shaina: ¡Eso no puede ser posible! ¡Geist!—Su hermana no iba a escuchar razones, se abalanzó para tratar de inmovilizarla.

—Geist: ¿De verdad crees que sigo siendo una niña?—Agarró con una mano el cabello, cerca del cuero cabelludo, de su hermana y con la otra el cuello de la armadura y la lanzó con violencia contra una pared—Yo no caeré en tus jueguitos—Antes de que Shaina pudiera levantarse, sostuvo su brazo, y la arrojó al suelo.

—Shaina: Ciertamente, no tienes la fuerza de antes—Afirmó, esa caída le había sacado el aire—¡Entra en razón!—Se puso en pie—¡Si no eres una marina! ¡Entonces eres un espectro! ¡Y como espectro no debo tenerte perdón!—Cargó su cosmos en su mano, y se abalanzó a su hermana.

—Geist: ¡Aléjate!—Su estómago empezó a sangrar, pateó a Shaina en la cara—¡No necesito tu superioridad moral!—Tomo de los hombros al santo de Ofiuco, estrelló los tacones de su cloth contra la espalda de la santa de oro.

—Shaina: ¡Te volviste loca!—Aunque le costó, logró someter a Geist en el suelo—¡Somos hermanas! ¡Por favor entra en razón!

—Geist: ¡TÚ NO ERES MI HERMANA!—Gritó—¡Mi padre te adoptó! ¡No somos ni jamás seremos hermanas!—Dio codazos al rostro de la cobra hasta que la soltó—¡Por tu culpa papá murió! ¡Y ni siquiera me sacaron de mi exilio para despedirme de su cuerpo!—No se notaba nada por ese casco, pero la voz de Geist se estaba quebrando.

—Shaina: Nos criaron como tal, ¡¿O acaso lo olvidas?!

—Geist: ¡Yo jamás quise!—De sus manos salieron truenos, con cierta impotencia y rabia de años acumulada atacó a Shaina hasta dejarla fuera de combate—Siempre aspire a ser como papá, pero tú llegaste… Te volviste tu favorita, por más que yo fuera su hija de sangre y que me esforzará ¡Él seguía insistiendo en que tú serías su sucesora! ¡Y me dejaron de lado ambos!—Le ardía tanto la garganta por aguantarse el llanto que dejó salir sus lágrimas—Y me volví un cero a la izquierda en mi propia casa, ¡Y cuando morí— ¡A nadie le importo! ¡No afectó en nada!

Pisoteo el cuerpo de Shaina repetidas ocasiones, cada vez más fuerte, no aguantaba la ira que desde que tenía 4 años estaba guardando en su interior.

—Geist: Nosotros, los Jinetes del Apocalipsis, hemos sido olvidados, nos asesinaron a sangre fría en frente de multitudes, y no hicieron nada. Debieron protegernos—El casco dejo ver su cara, reprendía a Shaina con la mirada—June, Albiore, Crystal, Yulij y yo fuimos ahorcados por el santuario de Atena ¡Solo esa “mimada” y el maldito parásito se preocuparon por nuestras vidas!—Levantó a Shaina del cuello—¡Esa mimada ha sido más mi hermana de lo que tú jamás podrías—Golpeó la cabeza de Shaina contra el suelo.

No le interesaba si vivía o moría, como la dorada estaba semiinconsciente la cargó cuál saco de papas para sacarla del templo, su presencia solo estresaría a Anfitrite.

Solo había vuelto para enfrentarse con ella, por lo que volvería con Tenma y los demás al infierno. 

—Geist: —Dejo el cuerpo de Shaina sobre unas ricas en el camino—Hay veces que te odio, pero papá te quería por una razón, tu propio cosmos decidirá su vives o mueres—Se tocó la herida de su estómago, la sangre había dejado de fluir—Se que te contuviste, que idiotez de tu parte—Afirmó—Mis heridas se regeneran, despues de todo estoy muerta—Comentó mientras el lugar se llenaba de pétalos enviados por Mikia, que la llevaron al Inframundo.

Continuará...