—Yolao: ¡Corriente mortal!—El ataque azotó a Shiryu contra las ruinas del pilar—Estás fuera de tu liga, caballerito de bronce.
—Shiryu: ¡Aghh!—Se quejó, y agonizante se despegó del pilar—L-la batalla aún no ha terminado.
—Yolao: Ni fuerzas tienes para estar de pie—Se cruzó de brazos—Y lo que te queda de cosmos lo usas para poder oírme. Eres tan patético—Sonrió con aires de victoria.
—Shiryu: Que fácil para ti decirlo—Yolao hizo un gesto de desconcierto—Los marinos no reciben entrenamientos como nosotros los caballeros, ¡Tu fuerza es una simple ilusión! ¡Una mentira!—Afirmó con fuerza en su voz—¡Dragón Ascendente de Rozan!—El poder del dragón mando por los aires a Yolao.
—Yolao: —El aterrizaje fue de lo más doloroso, y con su brazo sangrando se irgió—¡¿Qué mi fuerza es una mentira?!—Se ofendió—¡Te mostraré lo fuerte que puedo ser! ¡El Tridente de Tritón!
Sin piedad alguna Shiryu fue arrastrado por esa corriente de agua, era peor que cualquier otra, era como si el mar lo apuñalara y quemara miles de veces.
Era totalmente insoportable, le daban ganas de morirse para acabar con esa maldita tortura, pero él era un caballero ¡Por más dolor físico que tuviera no podía rendirse! Era un caballero de Atena, su dolor no era importante.—Yolao: Dragón, ¿Esto te parece mentira?!—Levantó del suelo al dragón por el mentón, y con furia lo estrelló contra las piedras, ejerció fuerza con su otra mano para causar más daños—Que lastima para ti, si tu amigo no se hubiera metido con lo que no era de su incumbencia nada de esto estaría pasando.
—Shiryu: ¿Q-qué has dicho?—El dolor lo hizo caer desmayado, había luchado con todas sus fuerzas para evitarlo, pero tarde o temprano pasaría.
—Yolao: Lo dicho, esta será tu tumba, dragón Shiryu—Su muñeca se iluminó por su cosmos. Iba a cortarle el cuello, así como dragón había hecho con Delfín—¡Despídete de este mundo!
—¡No tan rápido!—Justo antes de que Yolao tocará a Shiryu, él se lo impidió—¡No permitiré que le hagas más daño a Shiryu! ¡Yo seré tu oponente!
—Yolao: ¿Y quién eres tú para querer enfrentarte a mí?—Miro bien su mano, una cadena estaba impidiéndole moverla—Una cadena… Tú debes ser Andrómeda ¿Verdad? Esa señorita que venció a Eo de Scyla en la batalla contra Poseidon.
—Syun: ¿“Señorita”?—Arqueó las cejas un tanto ofendido.
—Yolao: Pues eso eres, ¿Acaso no tienes conciencia de tu cuerpo que me preguntas sobre tu honorífico?—Se puso en pie.
—Syun: Tengo plena conciencia de mi cuerpo—Respondió con seguridad en sus palabras—Por eso mi pregunta, ¿Por qué me has llamado “señorita”?
—Yolao: Por más hombre que tú te creas, eres una mujer—Respondió a esa pregunta, se le hacía lógico. Esa figura estilizada, y voz fina, eran los de una mujer, según Yolao—Si no fueras una, ¿Por qué esconderías tu rostro tras una máscara de plata?
—Syun: —Impávido retiró su máscara de su rostro, tenía un rostro fino, como el de una mujer—Tienes razón, si fuera una mujer tendría una justificación para llevarla, pero no lo soy—Con cuidado dejo su máscara sobre una de las piedras—Pero yo soy un hombre, ¡Soy Syun! ¡El santo de bronce de Andrómeda!
—Yolao: Eres uno de esos—Se burló—De esa gente tonta que no reconoce su realidad, que se miente a sí misma ¿Cómo alguien tan deshonesto consigo mismo puede pertenecer a la orden de Atena?
—Syun: Entiendo de lo que hablas, y supongo que bajo tu visión del mundo puedo ser un “Desviado”—Soltó una risa por lo estúpida que se le hacía la visión de Yolao—Pero no le debo explicaciones sobre mi cuerpo, ni a ti—Con sus cadenas electrocutó a su enemigo, y azotando las mismas lo golpeó contra el suelo—¡Ni a Atena!
—Yolao: Un enfermito como tú no me va a vencer—Exclamó con enojo—¡Corriente mortal!
—Syun: ¡Protégeme Cadena!—El agua lo derribó, pero ciertamente la cadena cubrió cierta parte del ataque—¿“Enfermito”? Que lamentable que lo veas así, ¡Pero esta situación no es sobre mí!—Lo ató con su cadena a las ruinas del pilar—Lo que a mi cuerpo y mente le sucedan no es relevante, sea hombre o mujer tengo el cosmos para matarte, pero no lo haré.
—Yolao: ¿Y por qué te abstienes? Si tienes la fuerza para matarme
—Syun: No me gusta luchar, mucho menos la muerte. Si tan solo me permitieras seguir hasta el templo—No obtuvo respuesta verbal de su adversario, por lo que bajo la guardia.
Syun se dirigió a Shiryu, lo sentó contra una de las rocas.
—Syun: Amigo, levántate por favor. Tienes que levantarte—El enemigo lo golpeó por la espalda cobardemente.
—Yolao: ¡Un cobarde como tú no podría acabarme!—Lo tomó por el cabello y lo arrojó al suelo lejos del dragón dorado.
—Syun: <<Todos ustedes son unos obstinados>>—Pensó mientras recibía golpes y puñetazos—<<Lamento tener que acabar con otro enemigo más, señorita Atena>>—Soltó una lágrima, antes de sostener el puño de Yolao con decisión—¡No me has dejado más opción, General marino!
Continuará...
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La Reina de todos los Mares
FanfictionEn las profundidades del océano, la diosa Anfitrite, esposa del temible Poseidón, despierta de un sueño milenario. Kannon, ex dragón del mar, le había otorgado años atrás de la guerra contra Poseidón el cuerpo de la hija mayor de los Kido como recip...