Ellen seguía el paso con un Seiya en un pésimo estado gracias a su ataque, solo pensaba en lo mal que debió haberlo pasado como para que el efecto le durará esa cantidad de rato.
—Seiya: E-Ellen—Murmuró con voz casi inaudible, estaba adolorido y apenas despierto.
—Ellen: ¡Seiya!—Sonrió al ver que se le había pasado—¿Qué sucede?
—Seiya: Muérete—Apoyó la frente en el hombro del Fénix—Me atacaste, maldito—Se quejó.
—Ellen: ¡Ja, ja, ja!—Se rio por esa respuesta, al menos sabía que tan destruida no estaba su mente, aún tenía sentido del humor—Te juro que te lo pago, pero ahora no puedo.
—Ryuga: ¡Dejen de hablar y apúrense!—Reprochó el cisne.
—Seiya: ¿Y a ese qué le pico?—Cerró uno de sus ojos aturdido por la luz solar.
—Ellen: Algo similar a lo tuyo, pero se le pasará—Afirmó.
—Seiya: Ah, ya—Cerró ambos ojos, sentía un poco de pereza—Avísame cuando haya un enemigo.
—Ellen: Está bien, lo haré.
***
Rin se había estrellado contra el suelo, tenía mucho dolor en todo su cuerpo, su forma de caer le provocó bastante dolor.
—Rin: Thetis es una molestia desde la era del mito—Se sobó el brazo molesto—Estúpida Nereida, hija de perra—Maldijo mientras se levantó—¿En qué parte del santuario submarino estoy?—No recordaba mucho el paisaje del santuario submarino.
Empezó a andar, tenía una leve noción de que en el templo submarino había lagunas que daban acceso al templo, que no solía ser protegido, ya que era una zona de descanso para Ninfas acuáticas y, a veces, los dioses.
—Rin: Tengo que proteger a mi hermana Atena—Se rio un poco, pero luego se lo tomó con seriedad—Supongo que de Saori no tengo nada, porque ella no es la Atena que yo conocí—Suspiro por la herida de su brazo—Más allá de eso, debo ir a ver a Hebe y mis demás hermanos olímpicos, pero en este recipiente no puedo.
Estaba bastante en calma, antes cuando estuvo en la tierra sagrada de Atena se sentía con mayor estrés, tal vez por sus diversas discusiones entre Seiya y él, aunque también recuerda que Grulla era una testaruda, aunque entendía como a Seiya le había gustado esa mujer.
—Rin: Tu mente es tan débil que hasta esta ilusión está jodiendo a forma de pensar—Regañó a su recipiente—Pero entiendo que, así como otros, tú no, no quieres esto. Yo tampoco lo deseo, me fue bastante difícil el tener que usar tu cuerpo para mis metas. Espero que esto dure poco, la verdad—Avanzó un par de pasos más, hasta que se encontró con un marino.
—Entonces este eres tú—Se quitó el casco—Rin, ¿No es así?—Pronunció con cierto asco, este guerrero no se le hacía tan conocido a Rin, fruncía el entrecejo mientras trataba de recordarlo.
—Rin: Tú… ¿No eres ese que vivía siguiendo a la sacerdotisa de altar?—Se llevó la mano al cabello—¡El dragón del mar!
—Kannon: Tú eres ese tipo del que Anfitrite me hablo—Se volvió a poner el casco—Aunque a decir verdad se me hace cobarde que no estés utilizando al pobre hombre que elegiste como recipiente.
—Rin: Lamento no cumplir tu estándar de valentía, dragón marino, pero mi objetivo ahora es salvar a Atena como todos los demás—Afirmó con decisión, su cosmos se elevaba para poder vencerlo.
—Kannon: ¿Salvar a Atena dices? ¡Atena no necesita a un “salvador”!—Lanzó un puñetazo de cosmos que azotó a Rin con violencia—ella solo está herida, solamente que ha decidido quedarse en el templo submarino para poder hacer cambiar de parecer a la Diosa femenina del mar.
—Rin: N-no te logró comprender, Dragón marino—Se recostó en el suelo—Tú dices ser leal a ambas diosas ¡Pero los ideales de ellas son tan diferentes como el día y la noche! ¡Es una traición hacia Atena que ahora estés empleando la scale!
—Kannon: ¡Cállate!—Deseaba utilizar su triángulo dorado para llevarlo a una dimensión paralela, pero no tenía caso, no lo mataría si no acababa con el recipiente ¡Pero el recipiente era la esperanza de Atenea!
En ese momento deseaba aplastarlo con todas sus fuerzas, sentía que le había fallado a los que lo castigaron para que obtuviera el perdón, permitiendo que Rin dañará a Anfitrite hace un año.
Milo y Sigfried tanto se habían esforzado para que Kannon entendiera, que debía pagar sus pecados en vida, y ahora se veía incapaz de lograrlo.
Continuará...
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La Reina de todos los Mares
FanfictionEn las profundidades del océano, la diosa Anfitrite, esposa del temible Poseidón, despierta de un sueño milenario. Kannon, ex dragón del mar, le había otorgado años atrás de la guerra contra Poseidón el cuerpo de la hija mayor de los Kido como recip...