Saori llegó a la sala principal del templo, el mareo se había disipado, pero el esfuerzo físico había abierto la herida de su abdomen.
—Saori: ¡Seiya!—Gritó y como pudo corrió a su lado, él por momentos estaba consciente.
—Está prácticamente muerto, ¿Que podrías decirle?—Cuestionó la diosa con tridente en mano—¿Qué frase usarás para hacerlo levantarse en mi contra?.. ¿Qué harán en mi contra esta vez?—Su rostro se tensó, la ira de recordar los acontecimientos de los últimos meses le hacían hervir la sangre, apretaba el tridente con tanta fuerza que se podía jurar que tarde o temprano haría su arma añicos.
—Saori: ¡Has llevado esto demasiado lejos! ¡Detente de una vez!—Ayudo a Seiya a ponerse en pie.
—Solo les pago con la misma moneda, la traición que ustedes dos, mis hermanos, me han hecho—Levantó su tridente—¡La pagarán con su sangre!
Una corriente de cosmos agresiva envolvió el tridente, el vestido negro muerte con las telas rojizas que ella tenía eran movidas erráticamente, la muerte parecía haber tomado forma de una pelirroja con deseos de venganza.
—Como castigo a lo que me han hecho, ¡Ambos serán maldecidos!—Su cosmos iracundo se sentía como la más salvaje de las inundaciones, una energía abrumadora que cubría todo el lugar.
Seiya se colocó delante de Saori, la protegería a toda costa por más que significara morir, moriría por su querida Diosa y eso lo hacía no dudar de sus acciones.
—¡Pegaso no te salvará esta vez!—El templo, todo tembló por su ira, incluso los caballeros de bronce que luchaban contra Kannon y Mei en ese momento sintieron la manifestación de todo el dolor acumulado.
—Seiya: ¡Has perdido la razón! ¡Anfititre te ha engañado!
—Saori: ¡Se aprovechó de tu dolor!
—¡¿Que saben ustedes de mi dolor?!—Cuestionó, la imagen de la diosa del mar se pintó detrás de ella, ya no sabían de quién venía tanta ira, si de la humana o la diosa.
«A ti te encargo, cuidar a tus hermanos»
La frase que su padre le dedicó en su lecho de muerte llegó a su mente, logro hacerle llorar… ¿Cómo podía ser tan egoísta? Esos dos… En algún momento estuvo encargada de cuidar de ambos.
Recordaba con algo de nostalgia como tenía que cuidar a Seiya, Saori, Ryuji y el resto de sus hermanos, aguantsna sus peleas, consolaba sus llantos y se reia con ellos, como una madre a pesar de su corta edad.
En ese momento la vida era fácil, Mikia era la falsa Atena, su padre estaba vivo y no había guerras santas de por medio.
La parte más egoísta de ella extrañaba ese status quo. O al menos, extrañaba su vida de hace un año.
Antes de esa noche en casa de piscis.
Solo estaba ahí, en el suelo hecho pedazos, aun en shock por todo lo que había pasado.
Su armadura dorada hecha a un lado, junto con su honor y su orgullo. Todo arrojado a un olvidado rincón del templo.
Solo lo veía a él sonriéndole, él estaba orgulloso, lo había planeado hace tiempo, esa sonrisa burlona lo delataba.
No la molesto la pelea que tuvieron hacía un rato, al final era lo que menos recordaba.
El intercambio de golpes tan violento entre piscis y sagitario había quedado en segundo plano.
—No sabes lo mucho que espere esto—La armadura de él había vuelto a su cuerpo, estaba listo para volver a su templo—Tener que aguantar a Misty por tanto tiempo se había empezado a hacer algo insostenible.
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La Reina de todos los Mares
FanfictionEn las profundidades del océano, la diosa Anfitrite, esposa del temible Poseidón, despierta de un sueño milenario. Kannon, ex dragón del mar, le había otorgado años atrás de la guerra contra Poseidón el cuerpo de la hija mayor de los Kido como recip...