Taegi||King omega.

[46]

Min Yoongi contemplaba los árboles a traves de la ventana que se encontraba abierta y permitia que ingresara un poco de viento. El omega miró al frente, cuando despertó hace dos meses, había llegado a un pequeño pueblo que vivia de la pesca, era una familia cálida que se encargó de cuidarlo en ese tiempo, las primeras semanas no podía levantarse de la cama y comer le era dificil, había llorado cada noche sin poder reconciliar el dolor de la perdida de sus gemelos.

El omega miró a su izquierda, viendo a su bebé, el cual dormía con tranquilidad,no sabía si su hijo podía tener complicaciones de salud en el futuro, debido a los golpes que tuvo en el embarazo y por el veneno paralizante que consumió, aún así, veía en su pequeño su esperanza, una razón para seguir viviendo. Pero no podía tenerlo a su lado, no en ese momento.

Hace dos semanas escribió una carta a su tia Honey, la cual mandó con el cartero de aquel lugar, rogando que llegara donde era debido. El omega se levantó de su puesto y se acercó a su cachorro, lo cargó y le ofreció un beso sobre la frente, se quitó un collar de jade, el cual traía desde que salió del palacio, lo acomodó en el cuello de su pequeño, era un collar que tenía un pequeño circulo con el simbolo de su familia.

—Algún dia nos volveremos a ver, mi pequeño—susurró al oido del cachorro—, tendrás un lugar donde te darán amor y comida, no te puedo cuidar en estos momentos; pero regresaré por ti y tu hermano, te lo juro por mi sangre.

El omega salió de su cuarto y miró a los lados, seguro de que algún dia su tia llegaría y recogería al pequeño, pero el no lo podía ver en el momento. Sabía que la pareja de ancianos se encontraban en el otro cuarto y la hija de ella y su esposo estaban vendiendo los pescados que habían agarrado ese dia, en el mercado, junto a su hijo.

El omega salió a pasos rápidos, conteniendo el nudo en su garganta y las ganas de llorar. Salió detrás de la casa hasta llegar lo que parecía ser un pueblo, se acomodó un sombrero de paja que había agarrado de la casa, el señor que estaba arreglando, le contempló extrañado. Notando primero una gran cicatriz sobre el ojo derecho del tipo frente a él.

El omega se giró, logrando ver un carruaje un tanto lujoso, bajó su sombrero, notando que aquel transporte se dirigia a la casa de los ancianos, sintió un alivio y dejó soltar un gran suspiro, como si una pesadez sobre él, se había liberado.

—Necesito que me lleve a un lugar— el omega sacó una bolsa de monedas, la cual su tia le había mandado con un mensajero suyo, para que pudiera sobrevivir mientras tanto—¿Es suficiente?

—¿Dónde quiere que lo lleve, señor?—preguntó aquel hombre que se subió a su caballo y le hizo un gesto para que se subierra a la carroza.

—A lo alto de las montañas, al palacio de caza.

Aquel tipo afirmó, Yoongi se subió a la carroza, se acostó a lo largo y se cubrió con una manta vieja que había allí, cubriendo por completo su cuerpo.

La anciana se encontraba encenciendo la cocina de leña para empezar hacer el almuerzo, su esposo se encontraba en la esquina de aquel cuarto, cortando un pedazo de madera. Ambos escucharon un ruido de afuera, la anciana se extrañó y salió con sus pequeños pasos cortos y alzó el rostro, viendo como en su casa, ingresaba unos soldados de buen vestir.

Su hija, esposo y nieto iban llegando de vender todo en el mercado, cuando vieron aquel carruaje y dejaron caer las cestas, corrieron donde la anciana muy asustados. La puerta de aquel carruaje se abrió.

—¿Es aquí?—se escuchó la voz de una mujer. Honey se bajó y miró alrededor, notando la escacez de aquellas personas, contempló a su derecha, Dowhan se bajó de su carro, vestía su traje de soldado—¿Dónde se encuentra?—preguntó Honey desesperada por querer ver a su sobrino.