capitulo 31

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Lucerys

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Lucerys

Después de que Alysa azotará la puerta, me senté cansado en el piso. Estuve ahí como por 30 minutos. La forma en que Alys me grito diciendo que yo solo fui una carga para ella me dolió mucho y no entendía porque lo dijo. Las señales yo las malinterprete?

No quería creerle pero cuando me le mire a los ojos, no había ni una sola gota de duda ni mentira en su mirada.

Decidí que para agradecerle por soportarme todos esos años, le haría caso a su último deseo.

Enojado y frustrado me puse a sacar toda mi ropa y las cosas que yo me había comprado.

Hace semanas habíamos comprado unas maletas con Alysa porque dijimos que íbamos a ir de viaje después de que terminara la guerra.

Pero ya no.

Aliste mis cosas y quería salir enojado pero no podía estar enojado con ella.

Cuando aún estaba perdido, solo la recuerdo a ella. Su gran sonrisa y su gran corazón, cómo siempre me hacía reír. La primera vez que la Vi en ese vestido y como me sentía al lado de ella.

Una vez más perdía a mi mejor amigo, la única que en esos momentos me entendía, me daba seguridad y me hacía reír.

Ella quería que me fuera, y por el cariño que le tenía lo haría pero no así. Nuestra historia no terminaría así.

Puse mis maletas bajo la cama y corrí hacia el pueblo a buscarla.

Cuando llegue la busque en el único lugar que sabía que ella iría.

Cuando llegue a la tienda de la señora Fely le pregunté si habia visto a Alysa.

La señora Fely me miro con tristeza y me dijo

-Oh mi querido Tadeo lamento decirte que llegaste tarde. Ella ya se fue detrás de ese lucero. Ya no hay nada que puedas hacer-

Me quedé en silencio. Me dió un poco de gracia pero estaba más preocupado del paradero de Alysa.

-Lucerys? Talvez-

- Oh sisisi Lucerys se llamaba el chico ese. Pero ella ya se fue-

-Por favor, digame a dónde se fue-

- No se si decirte eso Tadeo ella se fue tras otro chico, solo la confundiras más-

Me rei en mi interior, pero no sabía si era lo correcto decirle que yo era lucerys.

-Por favor señora Fely, le prometo que no haré nada para lastimarla, al final es su decisión.-

-Esta bien Tadeito, igual te prefiero a ti, a qué ese lucero que hace llorar a mi niña. Se fue para los muelles a evitar que se vaya-

-Espere señora Fely, ella estaba llorando?-

-No, no no ya te dije mucho. Tu anda a hacer lo que puedas hacer.-

-esta bien muchísimas gracias-

Corrí de vuelta a los muelles y cuando llegue vi el barco a lo lejos. Si yo me hubiera tenido que ir ese día, ahí se fue mi transporte.

Pero no tan a lo lejos ví una pequeña barca, que iba hacia el barco. Había una persona adentro pero no reconocía quien era ya que estaba lejos.

Al no encontrarla por ningún lado, tome eso por señal. Si las cosas no se pudieron dar, fue porque talvez no tenían que darse. Lo mejor era irme a otro lugar a pasar la noche y zapar en los barcos de mañana.

Estaba en el muelle sentado pensando en eso, y cuando ya me iba a ir a recojer mis cosas un hombre me agarró del hombro.

-No te preocupes Tadeo, ella vendrá. Solo esperala un poco mas.-

-Disculpe, cómo conoce mi nombre?-

-Soy amigo de Doña Fely, ella me mando-

-Ah, okey muchas gracias pero como sabe que ella vendra-

-Ella me lo dijo-

-Alysa hablo con usted?-

-Si, de cierta manera lo hizo-

-Que le dijo, disculpe-

-Mira Lucerys, mira el barco. Ella volverá confía en mi-

No podía reconocer la cara del hombre porque estaba contra el sol.

Me pare a ver qué tan lejos estaba el barco y cuando fui a decirle que muchas gracias y que me quedaría a esperar, ya había desaparecido.

Me pareció muy extraño pero de cierta manera me transmitió confianza.

Estuve esperando alrededor de una hora o menos. Cuando ya me iba a ir ví esa pequeña barca volviendo y esta vez me fijé mejor, era mi Alys.

No la podía ver bien porque estaba muy lejos. Pero en su carita me di cuenta que estaba enojada.

De pronto no lo pude evitar, me puse a pensar que ella fue a ese barco a buscarme. Paso toda esa travesía de ir en barca y volver solo para no encontrarme.

Me dió cierta gracia y me puse a reír, hasta que ví sus ojos. Cuando cruzamos miradas pude ver lo cansada que estaba, y me miraba con una cara de enojo terrible.

Pero yo ya la conocía, era ella. Era Alys, la que me enseño que era la felicidad.

 Era Alys, la que me enseño que era la felicidad

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Despues de la tormenta-Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora