Lobo adolescente

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— Entiende, esta noche no puedes quedarte sola — Resme seguía empacado un par de cosas dentro de su mochila, igual que cada mes — te quedarás en casa de Stiles y...

— ¿No crees que en algún punto el Sheriff se cansé de tenerme en su casa siempre? Resme soy mayor, puedo cuidarme — tomé asiento en su cama.

— No, es mi desición final — cerró la mochila — después de las escuela irás a casa de Stiles y te quedarás ahí hasta mañana por la mañana.

— ¿Y la fiesta de Lidia? Se supone que asistiría, le dijiste que asistiría.

— Nos disculparemos con ella después, pero hoy por favor obedeceme — pidió, Derek entró a la habitación — necesito que entiendas que estoy cuidándote.

— Resme ¿No crees que estás siendo demasiado duro con ella? — cuestionó el hombre — es solo una noche más.

— Algo se siente diferente está vez, Derek — dijo — por favor, quedate con Stiles.

— Bien, me quedaré con él — respondí finalmente rindiendome — pero no me hago responsable si la próxima vez que me mires tengo un embarazo adolescente — mi hermano se giró sobre sus talones para mirarme — será tu culpa.

— Si Stiles te pone un maldito dedo encima o cualquier parte de su esquelético cuerpo, le arranco la garganta — amenazó apretando los dientes — y le rompo cada uno de sus estúpidos huesos.

— Sé perfectamente que tus amenazas no son reales, hace una semana te sentías la peor persona del mundo porque accidentalmente mataste a una araña en el patio — escuché la risa ahogada de Derek — así que Stiles y su "cuerpo esquelético" están a salvo.

— En ese entonces, enviaré a Derek — desvíe mi mirada hacia el hombre en la puerta.

— ¿A él? — lo señalé — ¿En serio?

— Tiene menos piedad por las cosas con vida — respondió — cambiando de tema — sacó su billetera y dejó 10 dólares sobre mi mano.

— ¿Esto es todo? — pregunté.

— No necesitas más, es solo para tu desayuno de hoy — dijo — comerás y cenaras en casa de Stiles.

— ¿Y si queremos ordenar pizza?

— Pues se quedan con las ganas y cenan otra cosa — antes de que pudiera responde escuchamos el motor de un auto — llegaron por ti.

— Ya lo noté — coloqué mi mochila sobre mi hombro — nos vemos mañana, supongo.

— Ten cuidado está noche ¿Si? — Resme me atrajo hacia su pecho — y por favor no salgas.

— Si Resme, ya entendí — le regresé el abrazo.

— Ahora vete — me empujó suavemente hacia la puerta.

— Te acompaño a la puerta, no vayas a perderte — Derek salió de la habitación de mi hermano justo detrás de mi, bajamos las escaleras en completo silencio y antes de que pudiera abrir la puerta de entrada me detuvo — ten — me extendió un billete de 50 dólares — gastalo responsablemente.

— Resme te matara si se entera.

— Muy probablemente esté escuchando nuestra conversación en este momento — ambos reímos — tomalos.

— Gracias — guardé el billete en la bolsa trasera de mi pantalón — ¿Por qué está tan nervioso está vez? Es solo otra luna llena.

— Solo está paranoico, ya lo conoces — respondió — será mejor que te vayas o se te hará tarde en la escuela.

Andando entre lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora