La bala

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Después de que Scott casi asesinara a Allison y Jackson aceptó las ayuda de Derek para aprender a controlarse, todas las tardes Scott y Derek quedaban de verse en algún punto secreto del pueblo.

— ¡Es injusto! — dijo Stiles en voz alta — no estamos haciendo nada.

— Ella no me deja escuchar — se quejó Allison.

— ¡Ni siquiera estoy hablando! — el profesor Harris cansado de la situación volvió a señalarme la mesa justo frente a su escritorio.

— Señorita Heks no me haga perjudicar sus calificaciones — tome mis cosas y me dirigí hacía enfrente — ¿Podemos continuar con la clase o alguien más quiere dar una queja? — cuestionó sarcástico.

— Yo si tengo quejas — habló Stiles — no puede quitarme a mi pareja a mitad de un trabajo.

— Señor Stilinski puede externar sus quejas hoy a la tres.

— ¡Ay por Dios! — el castaño se molestó — ¿Otra vez?

— Si, otra vez — respondió — abran sus libros en la página que nos quedamos.

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Antes de que las clases terminarán recibí una llamada de Derek, necesitaba que Scott al igual que Stiles y yo fuéramos a su antigua casa, y gracias a qué perdí el piedra, papel o tijeras me tocaba intentar convencer a Harris de quitarle el castigo a Stiles.

— ¿Profesor Harris? — asomé la cabeza ligeramente por la puerta — ¿Puedo hablar con usted?

— Adelante señorita Heks — señaló la mesa frente a él — ¿Sobre que necesita hablar?

— Es sobre el castigo de Stiles — posé ambas manos sobre la mesa — me parece algo injustificado.

— Señorita Heks apreciaría que no discutiera mi autoridad, el señor Stilinski lo hizo y se ha ganado un castigo, no querrá acompañarlo ¿O si?

— Por supuesto que no — respondí — sin embargo me gustaría que aplazara su castigo.

— ¿Hay algún motivo real o solo planea que yo acepte sin más? — se cruzó de brazos.

— Mi hermano está en el hospital y Stiles me llevaría a verlo antes de que entrara a una cirugía — técnicamente no estaba mintiendo — sé que quizás no suene a una emergencia real pero si no lo veo ahora es probable que no pueda verlo hasta mañana — las pequeñas clases de llanto fingido que Olive me había dado habían comenzado a ser participes — y él es la única familia que me queda y... — el hombre me extendió un pañuelo.

— Señorita Heks — mi llanto de volvió más sonoro — más vale que Stilinski no haya planeado esto solo para librarse de este castigo — continuó hablando — notifiquele que he cambiado de parecer.

— Gracias profesor Harris — respondí con voz temblorosa, sin más que decir volví a tomar mi mochila y salí del aula, boté el pañuelo en el cesto de basura — vámonos — tomé a Stiles de la camisa y lo obligué a seguirme.

— ¿Y el castigo? — preguntó.

— No hay castigo, he hecho que te lo quiten.

— Espera, espera — detuvo su caminar obligandome a imitarlo — ¿Harris me quitó el castigo?

— Si Stiles, ahora camina — intenté jalarlo, el castaño no se movió ni un centímetro — Stiles.

— ¿Qué hiciste?

— Utilicé una de las mejores armas femeninas ¿Nos vamos? — el chico me miró.

— ¿Qué clase de arma famenina? — por el tono en el que cuestionó y la manera en la que me miraba me di cuenta que ambos estábamos charlando de cosas distintas.

Andando entre lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora