Lucille

445 54 2
                                    

Las hojas de los árboles se partían debajo de nuestros pies, el bosque de Beacon Hills no era tan tenebroso cuando era de día pero aún así no me atrevía a explorarlo yo sola, Stiles caminaba tranquilamente a mi lado.

— ¿Entonces Scott está con Allison?— preguntó después de varios minutos de caminata.

— Así es, me echó de ahí porque quería "privacidad" — dije — así que aquí me tienes.

— ¿Así que soy tu segunda opción para divertirte? — se cruzó de brazos.

— No, de hecho eres mi soporte emocional — respondí — nunca le he pedido esto a Scott ¿Sabes? Ni a Scott ni a nadie.

Después de eso la caminata continuó en completo silencio, cuando finalmente llegamos al acantilado Stiles se detuvo varios metros atrás dándome así un poco de espacio; la pequeña cruz de madera que habíamos puesto después del accidente seguía ahí aunque con la pintura algo descuidada, me senté en el suelo con las rodillas pegadas al pecho, después de lo que parecieron 5 minutos escuché como Stiles caminaba hacia mí y tomaba asiento a mi lado.

— Hola señor y señora Heks — saludó en un susurro — ¿Estás bien? — sentí su mirada en mi perfil, asentí levemente para despues corregir mis movimientos y negar.

— Es difícil venir aquí — respondí — pensé que después de 2 años sin venir todo sería más fácil, pero no.

— Es de humanos sentir dolor — pasó su brazo por mis hombros y me atrajo hacia él.

— Sigo creyendo que no fue justo — solté sintiendo un nudo formándose en mi garganta — si no hubiera pedido ese pastel de chocolate, si por un solo segundo hubiera dejado de ser egoísta...

— Edy tenías 8 años, no fue tu culpa — me cortó — ninguno de nosotros sabía que eso iba a ocurrir.

— Pero si no lo hubiera pedido tal vez ellos...

— Mamá decía que el hubiera no existe — dijo — y ella era una mujer muy inteligente.

— Hace mucho no te escuchaba decir algo sobre ella — el chico no dijo nada — ¿La extrañas?

— Cada maldito día — respondió — pero te tengo a ti.

— No soy una madre, Stiles.

— Pero a veces te comportas como una — acusó provocando una pequeña risa en ambos — al punto al que quiero llegar es que tus padres y mi madre tuvieron que partir pero no nos dejaron solos — comenzó a decir — yo te tengo a ti y tú me tienes a mi, somos el complemento del otro, si uno necesita un consejo o un hombro para llorar o alguien que nos siga en cualquier estupidez que se nos ocurra sabemos perfectamente que el otro no va a dudar en ir detrás.

— ¿Sabías que nuestros padres tenían una apuesta sobre nosotros?

— ¿Qué apuesta? — cuestionó.

— Bueno realmente era una apuesta entre tus padres y mi padre contra mamá y Resme — confesó — era sobre que en algún punto tu y yo terminaríamos profundamente enamorados del otro — Stiles soltó una carcajada.

— De ninguna manera.

— ¡Lo juro! Resme me lo confesó hace un tiempo — dije uniendome a su risa — incluso tenían tiempo estipulado y todo eso.

— ¿Y quién se acercaba más a nuestra edad?

— Tu padre, a lo que me contó Resme tu padre dijo que a los 17 nos daríamos cuenta y surgiría todo como cuento de hadas.

— ¿Así que nos queda un año para enamorarnos estúpidamente del otro? — asentí — habrá que darnos prisa — bromeó.

— Idiota.

Andando entre lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora