Capitulo 23

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Hanna's P.O.V.

Al inicio de la tarde ya no quedaba nada que hacer en la mansión, así que busqué a Sebastian para intentar declararle mis sentimientos de nuevo. Lo encontré sentado a un lado de la entrada principal, estaba escribiendo algo, pero no le di mucha importancia a eso. ¡Esta vez tenía que lograrlo!

-Sebastian...- lo llamé.

-¿Qué...?- me dijo mientras releía lo que tenía escrito.

-Hay algo que quiero decirte...

-Bien...- dijo, aún seguía con la mirada fija en lo que había escrito.

-Bueno... E-es que... ¡A-acepta estos chocolates como muestra de mi amor por ti! ¡M-me gustas y quiero salir contigo!- dije.

-No.- dijo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de inmediato. Entonces Sebastian arrugó la hoja que tenía en la mano y la lanzó hacia mí, golpeándome la frente con ella.

-¡Ay!- me quejé, me había dolido bastante ese golpe aunque solo fuera una bola de papel.

-¿Eh?- Sebastian volteó su mirada hacia mí -Ah, Hanna, estabas ahí. ¿Querías decirme algo?- entonces vio los chocolates que tenía en la mano -... ¿Te obsequiaron esos chocolates? No sabía que tenías novio, felicidades, si me disculpas, tengo algo importante que hacer.

Sebastian volvió a tomar una de las hojas que tenía con él y se puso a escribir de nuevo. Yo no supe qué hacer, acababa de declararle mis sentimientos y no me había escuchado en lo absoluto... Me sentí tan mal que volví corriendo hasta mi habitación y me tiré en la cama a llorar. ¡Todo salió mal!

Harriet's P.O.V.

Finalmente llegó la tarde. La mansión estaba impecable hoy así que podría relajarme. Di una vuelta por el interior de la mansión, todo estaba muy tranquilo, hasta que vi a mi hermana pasar corriendo hacia nuestra habitación.

-¿Y ahora qué le pasa?- suspiré y fui detrás de ella.

Se había tirado sobre su cama y se había puesto a llorar, repitiendo una y otra vez que "todo salió mal". Hanna es una idiota casi todo el tiempo y es natural en ella este tipo de cosas, pero no pude evitar preocuparme y me senté a su lado.

-Hanna, ¿qué pasó?- le pregunté acariciándole el cabello, como mamá hacía cuándo eramos pequeñas.

-¡Soy un fracaso, Harriet! ¡Nunca hago nada bien, ni siquiera puedo decirle a Sebastian que me gusta porque todo sale terriblemente mal!- lloriqueó.

-Hanna... Espera, ¡¿te gusta Sebastian?!

-Sí...

-¡¿Y te le declaraste?!- dije sorprendida.

-¡Sí, pero no me escuchó!- sollozó -¡E-estaba escribiendo algo y no se dio cuenta de que yo estaba ahí!

-Hanna... Tal vez sea mejor que no te haya escuchado, no te sientas mal.

-Quiero estar sola...

-Entiendo.

Dejé a Hanna en el dormitorio y continuó con mi recorrido por la mansión por un rato. Debo admitir que siento mucha curiosidad por saber qué estaba escribiendo Sebastian cuándo Hanna intentó declarase... Sin pensarlo mucho ya estaba parada a su lado, él estaba sentado en el suelo frente a la puerta principal, rodeado por un montón de bolas de papel arrugado.

-Jamás pensé que el mayordomo perfecto, Sebastian Michaelis, haría un desorden como este.- dije, intentando llamar su atención.

Ni siquiera me dirigió una mirada de reojo, estaba demasiado absorto en lo que escribía para notar cualquier cosa. Aproveché esta distracción de su parte y tomé las bolas de papel, las abrí y comencé a leer lo que había escrito. Todas y cada una de esas hojas contenían una carta de amor sin terminar, todas ellas dirigidas a... Misschan.

Alma de madre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora