Capitulo 4

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__________'s P.O.V.

Estaba terminando una cena liviana cuando Sebastian entro en la sala comedor seguido de Calista y tres hombres jóvenes. De inmediato deje la cena y tome a James del cochecito, cargandolo en brazos. No puedo culpar a Sebastian por dejar entrar a esa mujer y esos sujetos en la mansión, pero no dejaría a mi bebé ni un segundo cerca de esas personas.
-Misschan, Lady Ox...- comenzó a decir Sebastian.
Iba a interrumpirlo, pero Calista se me adelantó.
-¡_______, querida! ¡Han pasado meses!- me dijo esa mujer abriendo sus brazos como si fuera a abrazarme y falseando una sonrisa bastante bien.
-Si, han sido meses. ¿Qué haces aquí, Calista?- respondí con tono cortante.
Ella; que había comensado a caminar hacia mí al saludarme antes, se detuvo en seco.
-Bueno, parece que no estas de buen humor...- fingio sorprenderse.
-Te hice una pregunta.- insistí.
-Estaba de paso con mis chicos y pensé en pasar a charlar. ¿Este es el pequeño James Wynne?- se acercó más, viendo fijamente a James.
-No lo toques, acaba de dormirse.
-De acuerdo, no te preocupes. Mira, estos son mis hijos: Marc, Albert y Felix. ¡No se queden ahí como idiotas, saluden a _________!
-Hola.- corearon los tres.
-Es un gusto.- sonreí naturalmente a esos tres y luego vi a Sebastian -Sebastian, lleva a James a su cuna y prepara té para nuestros invitados.
-Entendido.
Sebastian se acerco a mi y le entregué a James, susurrandole entonces que se asegurara de que nadie más estaba por los alrededores y que nadie se acercara a James.

Una vez en la sala de estar y con el té servido, Calista inicio la conversación.
-Dime, _______... ¿Dónde esta Alfred? Creí que él era tu mayordomo...- preguntó.
-Desapareció.- respondí sin darle mayor importancia.
-Qué extraño...
-Sí, y a decir verdad, creí que se había llevado una buena suma de dinero con él, pero no faltaba nada.
Vi como Calista hacia una mueca de disgusto y sonreí. Luego vi a los tres muchachos, ninguno de ellos hablaba, así que me decidí a simpatizar con ellos.
-Chicos, ¿ustedes estudian?
-Sí. Estoy haciendo la carrera de literatura. Tengo entendido que usted es dueña de una editorial.- respondió Marc.
-Así es, la Editorial London City. Era de mi esposo, al igual que la televisiba J-Channel, varios hoteles alrededor del mundo y tiendas por toda Gran Bretaña... Nunca me imaginé haciendome cargo de todo eso, pero es todo para mi pequeño James, así que hago mi mayor esfuerzo para que todo vaya bien.
-Ha de ser una gran carga para una joven como usted, ser madre soltera y con tanto trabajo...
-Hay que adaptarse a las sircunstancias y seguir adelante... ¿Qué hay de ustedes dos?- vi a Albert y Felix.
-Yo voy en secundaria; quiero ser futbolista.- dijo Felix.
-A mamá no le agrada eso.- añadió Albert -Yo estoy en preparatoria y pienso dedicarme a la medicina. Psicología infantil, más precisamente.
-Los tres escogieron muy buenas carreras.- sonreí.
-No, lo de ser futbolista no es buena idea.- dijo Calista.
-¿Por qué no? Hará lo que le gusta, ganara bien, y encima tendrá una buena salud, siempre estará haciendo ejercicio, comiendo saludable, sin excesos de alcohol ni fumando... Por cierto, Calista, en esta mansión no se permite fumar, ¿podrías dejar tu abano, por favor?
-Oh... Sí, seguro. ¿Dónde hay un cenisero?
-Permitele a Sebastian, él se hará cargo.
-De acuerdo.
Calista le entregó su abano a Sebastian y este se lo llevó para deshacerse de él.
-Volviendo al futuro de Felix, ¿qué te disgusta de que se dedique al fútbol?
-¡Que las mujeres solo van a quererlo por su dinero!
-Ah, entonces no quieres tener una nuera que se paresca a ti.- sonreí burlonamente y dejé salir una pequeña risa- Es broma, querifa, no te lo tomes a mal.
-Oh, no, por supuesto. ¿Quién se podría tomar a mal una broma?
Por dentro, Calista moría de ganas de matarme en ese mismo momento. Esta clase de venganza se disfruta mucho...
-No tienes de qué preocuparte. Felix es un chico listo, atractivo, y si además se dedica al deporte y hace las tareas del hogar, será el paquete completo. Cualquier mujer que se casara con él sería muy afortunada, y estoy segura de que encontrará una mujer que no lo quiera solo por su dinero.
-¡¿Lo ves, Mamá?! ¡_______ piensa igual que yo!- dijo Felix.
-Bueno... Pues... ¡Bien has lo que quieras, dedicate al futbol!- le dijo Calista a su hijo menor -¿Por qué no tuve hijas mujeres?

Luego de una larga hora de conversación, Calista decidió que debía irse junto con sus hijos. Yo no la detuve, más bien la despedí con una sonrisa. Durante aquella hora simpaticé con los tres muchachos, sólo para molestar a Calista con esto.
-Por fin...- suspiré cuándo se fueron, borrando mi sonrisa y volviendome para ver a Sebastian con reproche.- No vuelvas a dejar entrar a nadie después de que me halla sentado a cenar.
-Entendido.
Subimos a mi habitación en completo silensio. Sebastian estaba muy serio, pero serio en una forma diferente de la habitual. Una vez dentro del dormitorio, me acerqué a la cuna a ver a James un momento para verlo dormir y luego me acerque a la cama para que Sebastian me cambiara.
-Creo haber entendido que Misschan realmente no se lleva bien con Lady Calista.
-Deja de llamarla Lady, es un vejestorio interesado, solo quiere dinero.- le respondí.
-Pero Misschan la trato bastanye bien, igual que a sus hijos.
-Las mujeres nos odiamos en silencio, Sebastian.
-Tambien parecia llevarse muy bien con los hijos de "el vejestorio".
-Solo porque a ella le molesta.
-Oh, ya entiendo. Misschan quiere conquistar a los hijos de Calista para vengarse de ella.- dijo algo molesto.
-Cuándo se trata de venganza, hay que tomar al toro por los cuernos y golpearle donde mas le duele, Sebastian.
-Las mujeres son crueles...
-¿Algún problema?
-No, Misschan.
Sebastian terminó de vestirme y me meti en la cama para dormir.
-Dulces sueños, Misschan.- escuché decir a Sebastian cuando salio de la habitación.
Me dormi con una sonrisa en mi rostro.

Alma de madre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora