-Entonces me quedé ahí, agachado, hasta que llegó la policía.
>>Sonaron las sirenas. Los balazos se detuvieron. Bajaron del patrullero y se acercaron despacito hasta donde estaba yo.
>>Por un segundo pensé que me iban a escoltar para que los barrabravas no me masacraran, pero la verdad es que solamente me llevaron detenido a mí nada más. A mí. Como si yo fuera un criminal. A mí, sí. Pero no a ninguno de los de abajo que pensaban que estaban en una película de Rambo. Está bien, lo reconozco, en cierta forma yo empecé con eso porque les tiré cosas, frutas, huevos. Pero me parece que tirar tiros es más peligroso. Me parece, bah, yo no soy policía.
>>Hasta se llevaron el estuche de violín y los dos o tres huevos que todavía quedaban, dijeron que era evidencia, pero también, ¿no es raro todo?
>>Y estábamos en una comisaría, me llevaron a una comisaría que quedaba bastante lejos y ahí en la oficina, me empezaron a preguntar cosas. Y me revisaron la billetera y los documentos. Yo la verdad tenía bastante miedo.
-Seee, e' la yuta, la yuta te roba ameego.
-No. No me robaron nada. Digo que me revisaron, por ejemplo vieron el pasaje que tenía para irme a España. "¿Usted se va a ir del país mañana?" me preguntaron, y ahí me di cuenta que soy un estúpido... No, no, no no... Arriesgar todos estos planes, poder ver a mi nieta, vivir con mi familia, por una tontería.
>>Una tontería vengativa, hacerme el justiciero (PAUSA).
>>Le conté que iba a ver a mi nieta, que vive con su madre allá, que hace un año que no la veo, que la extraño mucho.
>>Y el policía ése, que era un hombre de buen corazón, me empezó a tener lástima. Me vio arrepentido, mal, dolido, bah, no lloré ni nada, pero era una situación...
>>"¿Y usted cumple años hoy?" descubrió el oficial al mirar mi fecha de nacimiento en el documento. Yo la verdad ni me acordaba. Me puse a tartamudear que q qque que sí, que era mi cumpleaños. "¿Por qué no está con su familia en vez de estar haciendo estas cosas?".
>>"Ya no tengo familia. Mi hijo murió el año pasado". No lo había pensado, pero era verdad, no tenía a nadie para estar conmigo para pasar mi cumpleaños.
>>Entonces el policía me miró serio, muy muy serio para ver si le estaba mintiendo y se dio cuenta de que no, que no mentía, y entonces se puso a llorar, y el oficial del otro escritorio también, y el que se servía café también, y todos los de la comisaría se pusieron a llorar, y yo también.
>>Y me devolvieron las cosas, la billetera tenía algunas lágrimas encima, pero me pidieron disculpas. "Pobre hombre" decían entre ellos, "no hay que castigarlo, está deprimido", "Por eso, es que no sabe qué hacer", "Es una época difícil para todos".
>>Y con unas palmaditas de apoyo sobre la espalda, salí por la puerta de adelante. Me dejaron ir.
>>"Pero no lo vuelva a hacer" me ordenaron. "Está bien" dije yo.
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Tres personas que salvaron el mundo
Short StoryTres cuentos de humor negro sobre personas que salvaron el mundo: Santi, un chico con problemas a quien su madre lleva a la granja de sus tíos para curarlo, don Osvaldo, un jubilado que perdió a su hijo en una manifestación popular y Dante, un remis...