II

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El viaje era monótono y triste.

Ruta, campo, una arboleda cada tanto.

Algunos campos estaban cultivados y otros no.

Segunda se sentía sola, y el silencio y el largo trayecto y la ruta desierta la hacían sumergirse más y más en su desamparo.

Santi, por el contrario, parecía disfrutarlo. Hacía dos horas que se había despertado y miraba con ojos asombrados cada nueva maravilla detrás de su ventana.

Pobrecito. Tan inocente...

Mejor. Era mejor así, él era feliz en su ignorancia, en su inocencia y no tenía que dejar de serlo por estas cuestiones que pueden y deben resolver los adultos.

Su madre tenía que cargar con esa preocupación por los dos.

¿Por qué a Santi?

-Mami tiene que hablar unos asuntos con los tíos- fue lo único que le dijo, y que tenían que ir los dos, para que no se quedara solo en el departamento.

Con los tíos siempre se juntaban para los cumpleaños y las fechas importantes, pero nunca habían ido a visitarlos. Vivían lejos, era lo único que sabía el niño, en un lugar muy lindo y ¡tenían una granja!

Por eso estaba emocionado.

Pobre, era un angelito.

¿Por qué a Santi?

¿Por qué a su hijo y no a otro?

"¿Qué hice mal yo? ¿Hice algo malo? ¿Lo van a poder ayudar mi hermano y mi cuñada? ¿Y si no? ¿Adónde vamos a ir? ¿A quién pedir ayuda? ¿Por qué a Santi? ¿Por qué a Santi? ¿Por qué a Santi?".

Las preguntas en su cabeza se repetían y se repetían y se repetían y se repetían y se repetían y se repetían.

Una compañera del trabajo le había dado la idea de la granja.

"Al hijo de mi instructora de yoga le pasaba algo parecido" le había comentado.

"Es por la tecnología, están todo el tiempo leyendo, escuchando y viendo cosas, información que no... A veces hablan con extraños y uno no se entera. Es tan peligroso. ¿Viste el documental, ese que...? Ay, cuando me acuerde bien el título te lo paso, es tan impactante.

Todo eso repercute en el cerebro de las personas. ¡Y en los nenes chiquitos, imaginate, se potencia todo! El cerebro de ellos se está desarrollando, y toda esa contaminación...

Te contaba: ella lo que hizo fue anotarlo en un campamento. ¡Estuvo tres meses en un campamento! En la naturaleza con las carpas y las fogatas y esas cosas.

Y cuando volvió estaba curado".

"Mi hermano vive en el campo. Tiene una granja" había comentado.

"¡Fantástico!".

Unos días en la granja, en la naturaleza lo podían ayudar. Sí.

Tenía sentido.

A decir verdad, no se le ocurría otra alternativa mejor. Si eso no funcionaba, lo siguiente era comenzar con los doctores, las pastillas y los electroshocks. Y por lo que sabía acerca de la experiencia de su amiga Cecilia con su hermanita menor, ésa no era la vida que quería para su hijo.

¿Por qué a Santi?

Él tampoco había hecho nada malo. Para él, la vida ahora era sólo un juego.

-¡Ma! ¡Mirá, allá, allá: un molino!

-¿Adónde?

>>¡Uy, sí, ya lo vi, es increíble!

Era un edificio destartalado, con maderas podridas y las aspas arruinadas. Claramente estaba abandonado y no funcionaba. Y en su época de gloria tampoco habría sido la gran cosa. Para Segunda, esto era un mal presagio, pues le suscitó pensamientos de deterioro y muerte.

Al chico, en cambio, se le dibujó una sonrisa inocente. Era el primer molino real que veía en su vida. Para él, era un prodigio.

Tres personas que salvaron el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora