XVII

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EN EL MUNDO REAL...



En el futuro.

Santiago Santino cumple treinta y tres años en unos días, y no es un asesino serial, ni un granjero. Tampoco es un psicópata, ni un empleado del Gobierno, ni un analfabeto, ni un ladrón, ni un parásito, ni un sindicalista.

Santiago es un cocinero.

Es uno exitoso, por cierto. Hace unos meses ganó el premio de "El Cocinero Argentino" del año, otorgado por la "Asociación de Cocineros y Otros Trabajadores Gastronómicos Como Por Ejemplo los Mozos, las Camareras, los Catadores, los Ayudantes de Cocina y los Muchachos que van A Comprar los Alimentos al Mercado". Dicha asociación ha crecido mucho últimamente, a causa de la incorporación de varios oficios. Por lo tanto, la condecoración ha cobrado mucha importancia.

El restaurante de Santiago, que ya era concurrido antes del premio, se volvió aún más solicitado a partir de éste.

Actualmente él planea abrir dos sucursales más.

Tiene un solo hijo: el pequeño Santiaguito.

Tiene una esposa y una mascota. Un gato. Pero no lo tienen encerrado en su casa, sino que lo dejan suelto y él vaga por todo el barrio y cuando tiene hambre, regresa.

Para su cumpleaños va a hacer lo que más disfruta: cocinar.

Invitó a sus familiares y amigos y planea preparar platos para todos los gustos, incluso para los vegetarianos, para los veganos y para esas personas raras que no comen alimentos que terminen con la letra A.

El día veintinueve de Septiembre su restaurante va a estar cerrado al público, ya que será utilizado para este evento. El dueño perderá dinero, por supuesto, pero no se cumplen treinta y tres años todos los días.

Al pequeño Santiaguito no le va bien en el colegio. Sus notas han bajado últimamente y la directora citó a sus padres para mostrarles un dibujo muy peligroso que realizó el niño. ¡Hizo un dibujo de la Tierra redonda, cuando todo el mundo sabe que es plana! Según los expertos, este comportamiento es un indicio de problemas psicológicos.

Santiago, el adulto, le dijo a la directora que se fuera a cagar, que él iba a educar a su propio hijo en su casa.

El chico se puso contento y sonrió.

Tres personas que salvaron el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora