III

1 0 0
                                    

Todos piensan que Santi es tonto, que no se da cuenta de nada, que lo tienen que tratar como si fuera un muñeco a punto de romperse.

Pero yo no soy tonto.

Me doy cuenta de que está pasando algo.

Todos los que me rodean se portan distinto. Más callados. Más cuidadosos.

No sé qué es, pero sí sé que está pasando algo y nadie me lo cuenta.

El otro día en la escuela tuve que salir antes y hablar con la señora esa que estaba en la oficina de la directora, además de la directora. Y después vino mi mamá.

Y hablaron.

Después me llevó a casa.

¿Por qué no me quedé en el colegio hasta terminar las clases al igual que mis compañeros, todos los días?

Y después, y después, me hacen hablar de cosas así, cosas comunes, como cosas de mis intereses personales, qué me gusta, qué quiero ser cuando sea grande y cosas así.

Primero, que ya no tengo cuatro años. Ya soy más grande y no estoy en esa edad de imaginar cosas del futuro, de mi vida. Yo ya sé lo que quiero hacer y por eso me estoy preparando.

Voy a ser cocinero, les dije.

Ay, pero qué lindo, muy buena decisión. ¿Y qué te gustaría cocinar?

¿Y qué comidas te gustan?

Y bla bla blá.

Bla.

Yo me di cuenta de que me hablaban así, de cosas comunes, para no hablar de temas importantes.

¿Por qué no me dicen? Yo me doy cuenta de las cosas.

Y mi mamá me trata igual.

Ahora vinimos acá que es súper lejos con la excusa de que ella tiene que hablar de "asuntos importantes", pero me da la sensación de que nos estamos escapando de algo o de alguien. Capaz estamos en peligro. Capaz estoy en peligro yo por estar caminando solo.

Pero no. No me va a lastimar nadie, si estoy solamente con mi familia y además con el pasto cortito se ve que no hay nadie en kilómetros y kilómetros de campo.

¿Dónde están los árboles y las vacas y todo lo demás?

Recién conocí a mi primo, el bebé, que no lo había visto nunca porque es muy chiquito y no puede salir de la casa. Estaba acostado en la cuna. Tenía las piernas raras. Estaban flacas y torcidas, parecían de juguete. Con él tampoco voy a poder jugar.

Y tampoco hay animales para jugar acá, no hay pájaros. Mejor vuelvo para la casa.

Además no tengo tiempo para jugar. Yo tengo que aprender a cocinar y mejorar en eso. Y que me digan qué está pasando.

Tres personas que salvaron el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora