𝐈𝐧𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 ☆(Duff McKagan)☆

☆Capítulo 30☆

Apartamento Nuevo

Narra Duff:

Decidí que ya era hora de vivir solo. Ya no podía estar más al lado de estos malditos simios locos. Necesitaba mi espacio.
Y cuando hablo de mi espacio, me refiero a que no entren al baño mientras me estoy duchando. O para tener al menos un poco de privacidad cuando estoy en mi habitación cambiandome de ropa y entran.
Casi siempre lo hacen cuando están ebrios o drogados.

Hablando de la droga, siento que estoy cada vez más metido en esa cosa. Digo, ya inhalaba de vez en cuando antes, pero desde que la banda empezó a tener éxito, es inevitable que lo haga al menos 2 veces por dia. Era una maldita tentación, así como el vodka, y como las chicas también. Cada que íbamos a bares a tocar habían muchas chicas rubias de grandes senos queriendo tener una noche loca conmigo...pero me resisto.

Me resisto porque la mujer que amo no es rubia, sino de pelo negro, y esta conmigo, ahí, cuando la necesito. Esta conmigo en mis momentos sobrios.
Tengo miedo de que algún día esto se me salga de control.
Pero eso no pasara a menos a que sea idiota.

Me salí de la casa de esos simios penes parados, tomé mi nuevo y sensual auto y fui a recorrer apartamentos donde pueda vivir tranquilo.
Hablé con la encargada de cada uno de esos hogares y me lo mostraron uno por uno.
No me convencía ninguno hasta que...lo encontré. El apartamento perfecto para nosotros.

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Aparecí en la casa de Lyn de la nada. Golpeé la puerta y la que me atendió fue una de sus amigas. Nicki.

—¡Duff! Que sorpresa—dijo en un tono bastante fingido.

—Que tal Nicki, ¿Está Lyn? Necesito hablar con ella.
Ella pareció dudar por unos segundos y luego contestó.

—Si...esta, pero...está enferma.

—¿Qué? ¿Qué sucedió, qué tiene? ¿Porqué no me dijeron nada?

—Oye, oye, tranquilo hermano. Ella no quiso que te dijeran nada. Lleva así unos dos días. Ya la llevamos al hospital, no te preocupes. Ven, pasa.
Nicki me guió hasta la habitación de Lyn, donde estaba acostada y tapada. El otoño había comenzado y el frío ya se empezaba a sentir.

—Lyn.
Ella abrió los ojos y me miró.

—¡D-Duff!—dijo sorprendida para intentar sentarse en la cama, pero inmediatamente lo intentó, soltó un quejido y tomó su estómago, recostandose otra vez en la cama.

—¿Qué tienes? ¿Porqué no me dijiste que estabas enferma?—le pregunté, tomando su mano.

—No es nada grave, no quería preocuparte.
Besé su frente y luego sus labios.

—¿Qué tienes?

—El hígado inflamado de tanto vomitar, por unos malditos tacos vencidos. Tranquilo, el doctor dijo que pasará en unos 3 o 4 días.
Me quede más tranquilo al saber que ya había recibido atención médica.

Charlamos unas horas, hasta que se hicieron las 7 de la tarde y llegó la hora de que Lyn tome el medicamento que le recetaron.
Lyn tiene una mesita de luz a cada lado de su cama. Buscó en el frasco de medicamentos que estaba sobre una de las mesitas.

—Ow, ya se acabó. Duff, tú que estas de ese lado, podrías fijarte si en el cajón de la mesita está el otro frasco de medicamento?

Obedecí y abrí el cajón, esperando encontrar el frasco. Lo encontré. Pero también, encontré una prueba de embarazo.
Una puta prueba de embarazo.

Me quedé helado. No sabía que hacer. ¿Eso era de Lyn? Podría ser de cualquiera de las tres, tranquilo Duff, tal vez es de Nicki y lo ocultó aquí para evadir sus responsabilidades.

—¿Lo encontras...te?
Pude sentir la mirada de Lyn atravesandome.

—¿Es tuya?—pregunté

—Si.

—¿Esta usada?

—Si.
Sentí mi nuca helada. La prueba estaba dada vuelta, asique no podía ver el resultado.
La tomé, aún sin darla vuelta.
Respiré hondo, y la volteé.
Negativo.
Mi corazón volvió a latir, aún no estaba listo para ser padre. Aunque apostaría lo que sea a que Lyn sería una gran madre.

—¿Ya estas respirando otra vez o tengo que hacerte R.C.P?

—Tal vez tendrías que darme respiración boca a boca para que mi corazón vuelva a latir.
Lyn sonrió mientras me golpeó apenas en el brazo.

—Oye...hay algo de lo que quiero hablarte.

—Dime.

—Decidí que ya es hora de que viva en mi propia casa pero...no puedo mudarme si no llevo una estrella que me ilumine el camino.
Ella me miró sorprendida.

—¿Me estas pidiendo que me mude contigo?
Había un brillo en sus ojos, un hermoso brillo que hacía únicos esos hermosos ojos marrones.

—¿Vendrás?

—¡Por supuesto que si!—dijo emocionada para abrazarme y besarme.
Marilyn era la única cosa de la que jamás me arrepentiría.

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—¿Estas lista?— le pregunté a Lyn. Tenía sus ojos tapados con mis manos, y la tenía justo en frente del departamento nuevo.

—Por supuesto.
Saqué mis manos de sus ojos y ella los abrió, para observar el interior del departamento.

—S-se que ahora esta vacío pero...podemos ir comprando las cosas de apoco y...hacerlo nuestro hogar.

—Duff...es precioso—ella se tapó la boca—es perfecto para nosotros dos.
Pasé mi brazo sobre sus hombros, y ella pasó el suyo por mi torso.
Nos quedamos observando el departamento por un buen rato, y luego nos pusimos a entrar las cosas de la mudanza.

El chico de la mudanza nos ayudó a entrar varias cosas también.
Una vez todo adentro, teníamos que ordenarlo todo.
Eran muchas cosas, muchas, muchas, muchas cosas. Si este departamento hubiese sido para mí sólo, en este momento dejaría todo como está y me acostaría encima de un cartón.

Pero con Marilyn no seria aburrido ordenar las cosas, con ella, me daba entusiasmo ver como quedaría todo una vez listo.
Mañana vendrían los idiotas de mis amigos y las amigas de Lyn a ver nuestro nuevo hogar.

Mire a Lyn, estaba muy entusiasmada abriendo cajas y sacando cosas.
Entonces fue ahí cuando me di cuenta lo mucho que me dolería, el día que ya no estuviera conmigo. Ni la modelo más hermosa del mundo podría reemplazar a esta flor tan hermosa que apareció un día en mi jardín.
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Llegamos al capitulo 30, wow, la verdad no pense que iba a alargar tanto la cosa.
Quiero decirles que muy pronto se viene el "tan esperado final"(?
Espero que les vaya gustando.