Capítulo 28

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Luego de una hora en donde nada me agradaba y quería que el mundo me tragara, debo decir que me veo fabulosa a pesar de todas mis inevitables quejas por mi vida.

Antes de salir me retoco un poco el maquillaje y me doy un último escáner en el espejo buscando encontrar algo que no esté donde debería, pero todo está más que bien.

Para mi tan anhelada visita a la casa de campo de mi abuelo opte por unas botas negras que van a juego con mi americana cortesía de mi madre, un jersey sencillo tono perla, mi short negro de cuero y mis accesorios habituales, entre esos mi nuevo juguete, esta fue la razón por la que deje esperando a Axel por un tiempo. Necesitaba ir por la blow mini 9 que ahora está en mis manos, a veces me sorprendo lo fácil que es conseguir un arma.

La verdad es que no planeo nada fuera del otro mundo, pero esta lindura ante cualquier cosa no está registrada y además es traumática, sin embargo, no me puedo permitir dejar la preciosa beretta que me dio Niko, la mini preciosura es solo por si me quieren dejar desarmada.

Al verme al espejo me replanteo otra vez la idea de ir, creo que la sola situación me tiene mas tensa de lo que debería, sin embargo, debo decir que no todos los días te enteras que eres la heredera de una fortuna y además descendente de la mafia.

Salgo de mis cavilaciones al ver a Meyer en el umbral de mi habitación

-¿Cuánto llevas ahí como acosador? - inquiero tomando mi bolso y yendo en su dirección

-Lo suficiente para ver que la idea de visitar la casa de tu abuelo no es de tu agrado - responde escrutándome con la mirada

-Tanta inteligencia acabara con tu cerebro Meyer

-Así como tus evasivas con tu autenticidad

- ¿Te había mencionado que eres un dolor de cabeza?

-Habías mencionado algo de un grano en el culo, pero esa manifestación de amor aun no me la dabas

-Pues ahí tienes para tu colección

-Vine a buscarte para que nos vayamos no a que me demostraras tu amor y poca cordura - acota divertido - ¿Lista?

-Siempre

-Espero que esta vez sea verdad, porque...

-Te repito lo que te dije en la comida, el miedo no me va a paralizar, además Sandra no me crio como alguien que deja lo importante por temor

-Yo solo soy un lacayo - exclama levantando las manos en señal de rendición

-Bueno lacayo imbécil, vamos a la jauría de lobos que nos espera - ordeno saliendo de la habitación

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El trayecto a la casa de Geronimo fue más largo de lo que creí, tal vez sea mi ansiedad hablando por mí o que la casa que eligió Axel esta más cerca del hangar que de la misma ciudad.

Veo a la distancia una imponente estructura y hay algo en ella que me da un sentimiento de familiaridad, sin embargo, no hay más que eso, es como un lugar que viste alguna vez, pero que no tiene importancia alguna en tu vida.

Me obligo a salir de mis pensamientos cuando Axel se detiene en la puerta de la famosa casa de campo Marchetti Palmieri, residencia que hoy será testigo del cambio que sufrirá mi vida sin que yo pueda dar objeción alguna.

-Se que me consideras una molestia, pero aquí estoy para cubrirte la espalda por si lo necesitas. Sin ofender a la heroína, pero para apoyar a la humana

-Eres una de las molestias que ahora me agrada tener, pero no te emociones - reconozco saliendo del auto

-Se habían demorado en aparecer - comenta Axel y sigo su mirada hasta chocar con dos imbéciles que nos miran como si fuéramos la cena del día

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