- Madd date prisa, ya conoces a mamá. Detesta que la hagamos esperar
- Si lo sé, pero aún no decido que colocarme. Adelántense mejor, yo luego las alcanzo – digo y es que ya tengo que colocarme, pero debo pasar por la habitación del idiota Meyer
- Ok nos vemos abajo – dice y siento como cierran la puerta a lo que me termino de cambiar para por fin irme. Antes de salir me veo por última vez en el espejo satisfecha, llevo una falda que me llega un poco más de las rodillas con una blusa blanca a juego y mis converse. Luego de recoger todo; mi celular, las llaves de la habitación y una navaja que me escondo en la falda salgo rumbo a la habitación de mi nuevo amo. No debería estar jugando como lo hago, pero hay algo que no me deja detenerme y es que algo pasa cada vez que lo reto algo me atrae a seguir haciéndolo, quizás sea el que no me es indiferente.
Salgo de mis pensamientos cuando estoy frente de la puerta de la habitación de Axel
- Nada nos ha amedrentado antes, no lo hará ahora – suspiro al verme frente a la puerta y antes de tocar tomo una fuerte bocanada de aire
- Hasta que por fin, creí que ya te habías arrepentido de ser mi esclava
- Claro que no amo, sería incapaz – pongo cara de sumisa, aunque mi risa me delata – ¿ya puedo pasar o mi amo prefiere tenerme aquí para siempre?
- Pasa esclava, hoy me pagaras una de las cuantas que me estas debiendo
Avisa abriendo la puerta totalmente dejándome pasar a la habitación en la que dormí. De reojo veo la cama en la que hace unas horas dormía y suelto una pequeña sonrisa porque sabía que era de él y no me importó. No me arrepiento y menos con el olor que tenían las almohadas ya adheridas.
- Le tengo un regalo a mi esclava – me tiende una caja – vamos ábrelo, no creo que quieras hacerle un desaire a tu amo
- ¿Y si lo hago vas a zurrarme mi amo?
- Creo que te conviene abrirlo – dice y mi curiosidad no da para mucho así que lo termino abriendo y me encuentro lo último que mi cabeza imagino: un vibrador color rojo. Alzo la vista y lo veo mirándome con una mirada retadora que la acompaña una estúpida sonrisa de superioridad
- Waoo, santa se adelantó – mascullo sarcásticamente - ¿Qué planeas Meyer?
- Que entres al baño y te coloques el vibrador, tan obediente como mi esclava, solo eso
- Ok – me encojo de hombros y puedo ver como se sorprende, pero se recompone rápido – ya vuelvo
Cuando salgo del baño, lo encuentro sentado tomando wisky. Hay Meyer si crees que puedes conmigo creo que te equivocaste. Se me queda viendo por un largo rato, pasa su mirada por mis piernas y ahora estoy agradecida que mi falda me cubra más de la mitad de las piernas.
- Satisfecho con las vistas mi amo – le digo dando una vuelta – falta mucho para que puedas doblegarme Meyer y un vibrador no será lo que haga tragarme tod...
- ¿Qué decías? – pregunta el muy idiota al ver como se me corto la voz apenas el vibrador me soltó un fuerte corrientazo en mi interior
- Que falta mucho más que un vibrador para que me doblegues – repito como puedo mientras me monto encima de él, dándole un trago a su wisky mientras me muevo sobre él – falta demasiado camino para que seas el dueño de mis gimoteos, de mis jadeos y del éxtasis que recorre mi cuerpo – susurro en su oído
- Algún día ese éxtasis te va a quedar pequeño cuando te muestre que tal juega el diablo y sus demonios – replica y me toma de la cadera para acompasar mis movimientos, pero le doy un manotazo y me dispongo a besar su cuello, pero no sin antes dejarle claro que conmigo no se juega por lo que lo muerdo
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Caos
Teen FictionYo no estaba buscando nada, hasta que la nada chocó conmigo en la acera de la calle de una cafetería concurrida. De todas las personas que tenía que arrollar, es precisamente él, el cuñado de mi hermana, el egocéntrico alemán de más de un metro oche...