Capítulo 31

193 12 0
                                    

- Ven aquí Meyer, no huyas... no te haré nada - digo buscando a través de la mira de mi arma su ubicación

- A tus seis De angelis - avisan a mis espaldas y solo puedo agacharme para que el impacto no llegue a mí

- Que hijo de puta, por la espalda como los hombres - me quejo antes de levantarme y perseguirlo

- Era sin límites y también debería ser sin quejas - anota corriendo y trato de alcanzarlo antes de que rebase un muro que se está a unos pasos, pero no lo logro

- Lo más propio de un caballero como tú es que dejes que te de otras dos veces - capto el leve reflejo de un espejo - demasiado viejo el truco Meyer - comento para luego disparar en la dirección de donde viene el reflejo

Poco a poco voy acercándome hasta estar al lado de él muro, intento ver hacia donde hace unos momentos dispare, sin embargo, me atrapan unas manos que he aprendido a reconocer e intento luchar, pero caigo en el suelo

- Luego dicen que solo los hombres caemos - se burla desde arriba

- Ustedes también caerán, es ley de vida, sobre todo por la entrepierna - explico antes de darle una patada que lo deja sobre las rodillas y dándome lo que necesito - primero se dispara luego se habla - exclamo disparando

- No vas a ganar Marchetti...

- No me conoces cuando quiero algo Meyer - interrumpo mientras se trata de abalanzar sobre mí, pero alcanzo a desviar mi cuerpo y quedamos frente a frente

- Entonces hay que ver como luchas. ¿Combate cuerpo a cuerpo?

- ¿El que primero tome un arma y dispare? – propongo bajando mi arma

- Armas fuera

- No confío en ti Meyer, suéltala

- Yo tampoco De angelis, así que... a la cuenta de tres por equidad

- Equidad mis ovarios - mascullo bajito, pero sé que me escucha por la sonrisa lánguida que me da

- Luego hablamos de tu anatomía o mejor, divertirnos con ella un rato - me mira sugestivo y yo lanzo un bufido, pero sin dejar la idea de lado

- Tus ilusiones cada día son más altas Meyer...

- Y tus reacciones cada vez más fuertes

- Uno – empiezo el conteo pasando de él mientras me da una sonrisa de triunfo al ver mi intento de escapatoria

- Dos

- Tres - decimos a unísono soltando las armas y me abalanzo sobre él para agarrar el arma que está a su lado, pero lo único que consigo es que me de una vuelta y sea él quien ahora me ataca

De un momento a otros pasamos de la mayor a la mínima de las distancias. Se trata de subir encima mío, pero consigo hacerle una palanca para que termine en mi abdomen y me deje las manos libres para escalar por el suelo

- Pesas como un demonio - me quejo tratando de correr mi cuerpo hacia donde está el arma

- En cambio tu no pesas, pero si sabes golpear - reflexiona con expresión relajada

- Y no has visto nada - afirmo cuando lo tengo donde quiero para pasarle mi pierna por el cuello y tomar su brazo para hacerle una llave, pero se suelta tosiendo un poco mientras yo corro a hacia donde está el arma y cuando estoy lista para disparar siento como mi mejilla hace contacto con la fría textura de un muro

- No tan rápido enigmática santidad...

- Tu cerebro de verdad que no es capaz de captar mi nombre - acusó intentando zafarme, pero es casi imposible cuando lo tengo literalmente abrazado al muro conmigo en medio

CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora