42.- Cande.

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Narra Pablo

Al amanecer Marizza se estaba bañando. Pasé al cuarto del bebé y lo cambié para bajar y hacer el desayuno. Hice huevos revueltos con chorizo. Rato después bajo Maritza.

–Hola bebe- beso a Benja en la frente.

–Hola amor.– nos besamos– Sentate a comer- puse su plato en su parte de la mesa y me senté alado de ella.

–Tenemos que llevarlo a vacunar- señaló a Benja.

–Hoy lo llevamos sin falta. Para que mi hijo sea muy saludable.

–No quiero recordar cuando me vacunaban.– dijo recordando.

–Ni yo, mi viejo me trataba de los pelos. Pero este bebé será el más feliz- besé su mejilla- ¿O no?

–Si.

–Sigue comiendo Mari- con el tenedor le dio un bocado.

–¿Vos no comes?– me preguntó.

–No tengo hambre.

–Come Pablo- arrastró su plato hacia mi y se sirvió otro plato.

–Sos necia Mari- río.

–Igual así me amas.– se volvió a sentar y me besó.

–Si- bese a Mari y Benja nos separó. Ambos lo miramos mal y enseguida reímos.

–Che, que celoso saliste hijo.– dijo Mari.

–¿No queres que le haga así? - le di otro beso.

–¡No! - grito y reímos.

–Celoso, Benja- río)

–Nadamas quieres que te de a vos hijo- le di un beso en la mejilla y después besé a Marizza. Benja me pego- Eh, eh, eh, nada de pegarle a Papá ni a nadie- lo regañé y Benja empezó a llorar. Nos miramos riendo y Marizza lo tomó en brazos para calmarlo.

–Manipulador- lo dejó en su asiento de nuevo y Benja rio al segundo- Te ves sexy cuando lo regañas.

–¿Ah si? - nos besamos

–¡Ya!- grito y le pego a Marizza.

–Pará, nene- lo regañe de nuevo.

–Que difícil educar a un niño de casi un año- rio y le llegó una llamada- Tengo una llamada de Mia- salió del comedor.

–Vos hijo, debes dejar de pegar. Menos a tu mamá, es tu madre y una mujer. ¿O que? Le vas a pegar a las mujeres siempre? - Benja rio- No te puedo regañar con esa sonrisa.- rio- Pero ahora soy... El mounstro de las cosquillas- comencé a hacerle cosquillas hasta que entró Marizza- ¿Todo bien, amor? - pregunté mientras Benja mordía mis dedos. Sus dientes ya comienzan a salir.

–Mia tendrá a su bebé, ahora.– recogió los platos y los dejó en el lavavajillas mientras yo levantaba a Benja.

–¿Ahora?

–Si, ¡ahora!

Salimos rápido con Benja en brazos todavía. Subimos al auto y conduje rápido hasta el hospital.

–Mami- la saludo.

–Marizzita, Pablo- nos abrazo.

–¿Se puede pasar?

–Solo el papá.– respondió Franco.

–Oh, genial- Marizza se cruzó de brazos y se desplomó en la silla.

–Mientras pasenme a este bebé- Sonia agarro a Benja y lo lleno de besos.

–Pará, mamá, lo vas a asfixiar- le quito a Benja.

Dos segundos. PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora