56.- Cita.

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Narra Pablo

Desperté al escuchar ruido en la sala. Maritza estaba viendo su teléfono a mi lado. Dejó el teléfono y se sento para verme.

–Buenos días.

Pablo: Buenos días, rojita. -beso mi frente- ¿Están abajo? –pregunté refiriéndome a mis hermanos y mamá.

–Si. Apurate a arreglarte, porque hoy pasaremos el día juntos para hacer lo que quieras.

–Vamos a un bar con minitas. –dije jugando.

–Si, amor, si, vamos y te castro. -reímos.

–Serías la menos beneficiada con eso.

–Tenes razón.– me besó.– Vamonos ya.

Nos vestimos y bajamos juntos a la sala.

–Papá.- Benja alzó sus brazos esperando a que lo cargue.

–Hola, hijo. -lo cargué.

–Acá esta la leche. -Marizza le pasó un biberón a Mora para Isabella.

–Vayanse ya, chicos.

–Me corres de mi propia casa, ma. -reí.

–Claro. Quiero estar con mis nietos -reímos mientras Sonia llegaba.

–Hola, ciela. Hola, Pablo.

–Hola, mami.

–Hola, Sonia.

–¿A donde iran?

–No sé-. dijo Mari.

–Bueno, no les quitamos tiempo, chao. –nos despedimos y salimos de la casa. Le abrí la puerta a Mari y después subí yo.

–¿Y ya sabes a donde vamos?

–Vamos a un parque. –respondí.

–Bueno.

–Che, te toca vendarte.

–¿Porqué?

–Nada, ya veras.

–Esta bien. -tomó una banda de atrás y se lo puso el los ojos.

Antes me detuve en el mercado a comprar comida y un mantel. Fuimos al medico y después llegamos al parque. Primero bajé yo para abrir su puerta y cargarla como mi princesa. Marizza rodeó mi cuello con sus brazos y besó mi mejilla. Cuando sintió sus pies tocar el suelo, le quité la banda.

–¡Ay, mi amor! -expresó cuando reconoció el parque donde corrimos cuando salí de casa de mi viejo hace algunos años. Lo habían cerrado hace un año para darle mantenimiento y hasta ayer lo abrieron de vuelta. No sé de qué mantenimiento. El parque ya era lindo.

–Mira, como hace unas horas me enteré, me detuve antes a comprar. Sentate ahí. -saqué las cosas del auto y lo acomodamos juntos en el pasto.

–La sorpresa era mia y me la robaste vos. –dijo cruzándose de brazos.

‐Bueno, es mi don. -nos besamos y le ayudé a sentarse.

–Recuerdo cuando empezamos de novios. No imaginé llegar tan lejos.

–No me arrepiento de nada con vos.

–¿Ni de que te odié?

–-Si no me hubieras odiado no hubiera cambiado y no estaría aquí. -acaricie su mentón y me acerqué para darle un beso.

–¿Pablito, cen qué fecha será la boda?

–¿No sabía Mia?

–Le preguntare, pero más tarde porque ahora quiero estar con vos. –se acurrucó en pi pecho.

Dos segundos. PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora