Capitulo 15

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Lua

-Mi niña levántate- escucho decir a mi mamá. Hoy es mi primer día de escuela y estoy muy feliz. Hare muchos amigos y aprenderé todo.

Mamá me viste y me peina. Desayunamos tostadas con mermeladas. Mi mamá es la adulta más linda de todos, su cabello oscuro y lacio junto sus ojos azules.

Antes de salir mi mamá me recuerda ponerme mis lentes que hace a mis ojos lindos, como a los de ella. -¿Soy linda mamá?- pregunto. –Obvio que si- responde ella, me pongo muy feliz que lo diga porque ella es la más hermosa de todas.

Nuestro conductor Martin nos lleva a la escuela, el un señor mayor que siempre me regala caramelos.

Al llegar a la escuela, mi mamá me acompaña.

Después de que la maestra se presentara, comenzamos a aprender. Aprendimos a restar, fue divertido, además fui la primera en hacerlo bien.

En el recreo fui a donde estaban mis compañeros jugando a la escondida. -¿Puedo jugar?- ellos se miran. –Si, por supuesto-me dice la niña rubia.

Jugamos y me divertí mucho. Casi siempre me encontraban primero por eso casi siempre yo contaba. En la última jugada por fin logre ganar, me puse muy feliz. Pero Nora la niña rubia dijo que hice trampa, yo le respondí que no que yo nunca haría trampa.

-Eres mala perdedora-le dije, ella me mira enojada y me empuja. Me asusté mucho cuando paso eso.

Recuerdo como mi pierna me dolía y recuerdo como mis lentes mágicos se separaron de mis ojos. Todos los niños me vieron sorprendidos. Me llamaron fea, ogro, mala.

La escuela nunca fue fácil. Comía sola en los recreos, hacia sola los trabajos. Siempre me elegían a lo último en educación física, ningún chico me prestaba atención, nunca fui a una salida con amigos y mi única amiga era mi madre.

Mi madre que me entendía, mi madre que siempre estaba para mí. Ojala me hubiera dado cuenta que necesitaba mi ayuda. Ojala hubiera podido despedirme de ella como debía, y no por una estúpida nota.

**

Sostenía la mano de Grace. La anomalía con sus fuertes vientos azotaban toda la ciudad. -¡Por que tuvo que aparecer!- grito mi amiga.

Observe la grieta, el vacío que se mostraba desde adentro. Oí algo proveniente de ella... ¿algo?

-¡Grace!

-¡Que!

-¡¿Escuchas algo?!- creo que nunca había sostenido a alguien de la mano tan fuertemente, ya mis pies no estaban en el suelo y lo único que no me permitía volar como un halcón era el poste de luz y la mano de mi mejor amiga.

-¡Eh!- me negó la cabeza, varias de sus trenzas estaban desechas, se veía extraño verla así y con ese peinado tan particular, creado por las ráfagas de viento.

-Mamá- era el grito desesperado de un niño pequeño, lo que se escuchaba desde la grieta, desde el mismo vacío. El grito me llevo al especie de llanto que escuche cuando la anomalía de Londres exploto, quizás el grito del niño indicara que explotaría.

-¡¿Escuchaste eso?!- preguntó gritando.

-¡Si, es lo que te había preguntado!- respondí. Escuche un llanto tan solamente después de responder a Grace.

Estábamos acostumbradas a dejarnos llevar por nuestros reflejos, entonces cuando tan solo hubo un destello que provocaría una explosión, nos lanzamos al suelo. Me retumbo en el oído como se provocaba la explosión, aparentemente la pistola de dimensiones que Grace lanzo, termino funcionando. El cielo se despejo y una vez más se sintió como la ciudad se calmaba y volvía a ser lo que era antes.

Cazadores de DimensionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora