Capítulo 11

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Fernanda Gutierrez:

Me desperté a las seis de la mañana, prácticamente no dormí nada, me acosté a la una y media de la mañana, estoy cansadísima pero tengo reuniones importantes así me toca hacer otro esfuerzo.
Sólo me voltee y ví el hermoso rostro de Alex, tomé su rostro entre mis manos y acaricié suavemente sus pómulos hasta que despertó.

- Buenos días hermosa- dijo con una voz tan ronca y su hermoso acento ruso que cada vez me enamora más.

- Buenos días Alex - dije besando su frente - Levántate, tenemos que salir en una hora y media - dije mientras me levantaba de la cama.

- Voy- dijo volteandose para levantarse.

- ¿Quieres bañarte primero?- dije mientras agarraba mi cepillo de dientes para lavarme los dientes.

- Cómo quieras- dijo mientras se acercaba a mi y frotaba su oscuro cabello - Mejor entra tu primero.

- Está bien- respondí mientras me volteaba para besarlo.

Me alejé después, camino a la regadera y cerré la puerta, bueno sólo la alejé y creo que se cerró.
Me empecé a quitar la ropa viendo mi curvilíneo cuerpo y tatuajes al espejo, después abrí la llave de la regadera para entrar.
No tardé mucho en bañarme, como diez minutos, salí, me puse crema como de costumbre, sequé rápidamente mi cabello y me puse una bata negra de seda encima.

En cuanto salí lo ví a él con su teléfono ignorandome y sonriéndole a la pantalla, lo cual para nada me gusta, no creo que tanga novia, pero seguramente tiene demasiadas mujeres detrás de él,  y pueden gustarles, no quiero pensar en eso.

- Listo, el baño es todo tuyo- dije un poco desanimada.

- Sí - dijo mientras caminaba rápidamente hacia el baño, prácticamente corriendo, ni siquiera me miró a los ojos. No que se tiene o qué hice o hizo pero no sé siente bonito.
El sólo se encerró en el baño.

-¿Estás bien Alex?- pregunté un poco preocupada.

- Sí, no te preocupes - dijo rápidamente, no sé que sentir en este momento.

Intenté ignorar mis pensamientos sobre otra mujer con Alexander y me vestí.
Me puse un body negro con un gran escote en V y unos pantalones negros largos con aberturas en los costados de las pantorrillas, unos tenis Vans y mis accesorios normales, me puse un poco de mi perfume Chanel y me senté en el sillón de mi habitación esperando a que Alexander saliera.

Alexander Volks :

No que se hacer, al meterse al baño no cerró completamente la puerta y ví todo, TODO, el agua corriendo los su hermoso cuerpo, como de bañaba, todo .

La ignoré porque tengo tremenda erección y no quería que ella me viera, tampoco quiero masturbarme mientras ella está afuera esperándome, y menos por verla, porque ella me dió su confianza, y aunque a ella no le molestara me sentiría mal conmigo mismo.

Se que la puso un poco triste que la ignorara, pero no quería que me viera así desde temprano. Aunque en serio la deseo, no quiero que ella es solo un objeto, ella se está volviendo importante en mi vida, y no quiero arruinar lo que puede llegar a pasar entre nosotros.

Apenas me metí al baño ella me preguntó si estaba bien, se preocupa por mí y le intereso. Esa mujer tiene algo que la hace irresistible, y la quiero tener solo para mí.

Salí del baño con una toalla negra rodeando mis caderas y ella estaba sentada en el sillón leyendo un libro. Apenas salí ella dejo el libro de lado y me miró.

-¿Estás bien?- dijo mientras se levantaba del sillón y se acercaba a mí - Te fuiste muy rápido y ni siquiera me dirigiste la palabra.

- Sí perdón - dije tratando de ocultar la verdad - No fue nada.

-¿No será que tú amigote despertó? - dijo mientras bajaba sus manos por mi abdomen.

- Yo que intento llevar las cosas con calma para que no te sientas utilizada y tú provocándome- dije mientras me reía y ella seguía bajando. Y sí, ya estaba bien caliente pero no quería ceder.

- Odio la lentitud- dijo mientras sonreía - Y más si es cuando es para tener algo contigo.

- Entonces puedo asumir que no quieres tranquilidad con nosotros, ¿Cierto?- dije mientras tomaba su rostro entre mis tatuadas manos.

- Cierto - dijo mientras se acercaba a mi boca para besarme y acepté sus labios para juntarlos conmigo - Ahora vístete que nos tenemos que ir ya.

- Lo que usted ordene señorita - dije sonriendole y ella me volvió a besar para luego alejarse un poco y no pude evitar mirar sus hermosos y grandes pechos.

-¿Te gusta lo que ves?- dijo riéndose por mi cara. Estaba embobado en sus grandes senos.

- Mucho- dije mientras me acercaba a ella y le besaba el cuello - Demasiado - dije mientras volvía a su boca para volverla a besar.

Solo se rió y caminó hasta la puerta cargando su bolsa con una mano y con la otra su libro .

- Apúrate - dijo mientras me sonrió levemente y se fue del cuarto.

Puedo asumir que ya somos algo, pero como digo, NO QUIERO PRESIONARLA.

Ya tenía planeado que me iba a poner, entonces solo me apuré a ponermelo, un traje hecho a la medida completamente negro.

Me puse mi reloj, pulseras y anillos, me puse loción y salí con mi pequeña maleta.
Apenas me asomé por el pasillo y la ví tarida boca abajo en el suelo y su padre parado al lado.

- Tengo sueño papá - dijo pataleando mientras hacía pucheros - Odio dormir tan poco, y odio más levantarme temprano.

- Yo también - dijo sonriendo -¿Qué quieres que haga? Sí soy igual que tú.

- Odio Estados Unidos, no quiero ir - dijo aún pataleando.

- Bueno pero tú odias todo ahora - dijo mirándola raro mientras yo solo me reía y bajaba las escaleras.

Ella se dió la vuelta en el suelo, mirándome a los ojos y sonriendo.

- Pero Alex va a ir, entonces ya no odio el viaje - dijo mientras veía a su padre y le sonreía como una niña pequeña.

Su padre sonrío y me dió un suave golpe en el hombro mientras salía de la mansión.

- Ven- dije mientras le ofrecí mi mano para ayudarla a levantarse - Ya nos tenemos que ir - ella solo asintió y tomó mi mano, la cual no soltó mientras caminabamos hacia la camioneta, en la cual ya estaba Sergio y el padre de Fer.

Charlie iba manejando y hacía frío lo cual me advirtió Fer y me hizo ponerme un abrigo, otro saco pero grueso, el cual combinaba con su suéter negro.

Ella sólo miró por la ventana y en ocasiones me volteaba a ver a mi y me sonreía, estuvimos agarrados de la mano todo ese tiempo, lo cual fue como una hora.
De repente platicaba con su padre y Sergio, al cual parecía agradarle Fer y viceversa.

Amor Entre MafiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora