Fernanda Gutierrez:
Desde pequeña he tenido sueños raros, y rara vez significan algo.
Pero tengo un mal presentimiento. Y eso, no es normal.
Tomo mis cosas y me levanto de mi asiento al igual que Alex.
No puedo siquiera pensar con claridad.
Necesito saber que está pasando.
Bajamos lentamente del jet en medio de un aeropuerto, que al parecer, es bastante transitado.
Caminamos unos metros sin decir una sola palabra, hasta llegar a la camioneta, y que los hombres de Alex abran las puertas para subirnos.
-¿Todo bien reina? - pregunta con un poco de confusión viéndome fijamente.
- Eh...sí, no tienes de que preocuparte.
Me da una mirada con duda y lo deja pasar, aunque también se que tiene sus sospechas.
El silencio se ha vuelto un tanto incómodo, algo que es bastante raro, porque por más silencio que haya, nunca es incómodo.
Algo está muy raro y lo voy a descubrir, por las buenas o por las malas.
A los minutos llegamos al hotel.
Se ve exageradamente lujoso.
Tal vez estoy exagerando solo por mi malestar, pero sé que algo no anda muy bien.
Entramos al hotel mientras los guardaespaldas bajan las maletas y se las entregan a los encargados de llevar las maletas a nuestra habitación.
En cuanto pongo un pie dentro del gran y lujoso edificio siento todas las miradas sobre mí, no sobre Alexander, no sobre los hombres detrás nuestro. Sobre mí.
Llegamos a la recepción y las miradas y murmuros no dejan de salir de la gente.
-Ese es Alexander- susurra una mujer cerca de la recepción sentada en un gran sillón azul, con una bebida en su mano izquierda.
Nos acercamos un poco más a la recepción y dicha mujer se acerca a Alexander tomándolo por el hombro.
- ¿Quién es la puta de hoy Alex? Mmm no se ve tan cara como las demás. ¿O sí? - ríe acariciando el brazo de Alexander.
Alexander la mira con desprecio desde arriba y retira su brazo.
Camino unos pasos más hacia la recepción y el gerente se acerca.
Es un tipo jóven, rubio con barba y unos ojos deslumbrantes color esmeralda.
-Que gusto tenerla de regreso en nuestro hotel señorita Gutiérrez - dice el gerente mostrando su más sincera sonrisa.
- El gusto es mío Félix, gracias por recibirme con esa cálida bienvenida, como siempre- sonrió mientras saco mi tarjeta.
Sólo escucho que está mujer le habla en ruso a Alexander y el tiene la misma cara de desagrado.
-Yo la atiendo Isabel, tu atiende a otro cliente - dice Félix mientras prácticamente corre a la pobre chica de su silla.
Sonrió levemente y Alexander parece muy molesto.
-¿La misma habitación de siempre señorita? - pregunta amablemente, aunque se perfectamente que sus intenciones van más allá de una cálida bienvenida y una bonita sonrisa.
- Sí, por favor Félix - digo distraída.
Me entrega una hoja con mi paquete de hotel y yo lo firmo tranquilamente.
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Amor Entre Mafias
RomansTodo empieza con un tercero que quiere arruinar negocios entre las mafias más importantes del momento. Gracias a él estos dos personajes con corazones fríos pero al mismo cálidos cruzan sus peculiares vidas.