Capítulo 20

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Fernanda Gutierrez:

Me despertaron unos rayos de luz directos a los ojos.

En cuanto abrí los ojos ví la cabeza de mi bello hombre sobre mi abdomen, el estaba viendo su teléfono mientras acariciaba mis piernas.

- Buenos días bello ser humano - dije frotando mis ojos.

- Buenos días hermosa, ¿Cómo dormiste preciosa?- preguntó mientras dejaba su teléfono y recargaba suavemente su cara abajo de mis pechos.

- Bien amor, ¿Y tú?

- También bien hermosa. ¿Nos bañamos?

- Claro cariño - dije mientras el se levantaba y me extendía su mano para que yo hiciera lo mismo.

Estábamos completamente desnudos ambos camino al baño.

Mientras el abría el agua y esperaba a que se calentara poco a poco yo me lavaba rápido los dientes y me enjuagaba un poco la cara.

- Listo, ven hermosa - dijo mientras se metía a la regadera y daba su mano para que la tomara y entrara.

En cuanto entré me jaló hacia el y pude sentir como su amiguito se prendía, no sé cómo una cosa tan grande pudo entrar en mi vagina y en mi boca.

-¿No puedes durar un segundo sin una erección?- pregunté mientras tomaba su miembro con mi mano y empecé a masajearlo.

- Contigo a un lado es muy complicado - dijo mientras gruñía de vez en cuando - Y más si haces eso- dijo y me dió la vuelta para comenzar a besarme de una manera tan ruda, apenas dejándome respirar, pero era adictivo. El es adictivo.

-¿No te cansas de hacerlo?- pregunté mientras el me levantaba para cargarme.

- Contigo nunca- dijo mientras me apoyaba contra la fría pared y besaba mi cuello y jugaba con mis pezones.

- Hoy vamos a ir a desayunar con Sergio y mi padre, ¿No es así?- dije mientras acariciaba su oscuro cabello mientras gemía de vez en cuando.

- Sí- dijo apartando sus labios de cuerpo -¿Por qué hermosa?

- Por nada - dije mientras acariciaba sus hombros - Si quieres follarme y llegar a tiempo al desayuno te recomiendo que te apures amor.

Apenas dije eso el sonrió y fue bajándome  para que cayera sobre mi miembro.

- Ahhh - no puedo evitar gemir con él, tiene algo especial, incluso llegó a mi punto G, lo cual nadie había hecho antes de él. Lo hizo con una facilidad, y sólo sonreía cuando gemía su nombre.

- Me voy a correr - dijo entre gruñidos antes de dejar sus fluidos correr dentro de mí.

- Alex... - dije gimiendo su nombre mientras el seguía jugando con mis pechos y yo me corría al mismo tiempo que él.

Después de darnos nuestra sesión matutina de amor, nos la pasamos besándonos y acariciándonos en la regadera.

En cuanto cerré la llave el me pasó una toalla y yo comencé a secarme al igual que él. El salió primero con una toalla alrededor de su cadera dejando ver todos sus tatuajes, y yo con una alrededor de mi torso.

Comencé a secar mi cabello con la toalla que me rodeaba el cuerpo y pude notar su cachonda mirada sobre mi en cuanto lo hice. Y eso me hace sentirme tan caliente, su mirada tan deseosa me prende demasiado.

Se había puesto unos boxers, aún así se notaba su gran pene y la tremenda erección que tenía.

Se acercó a mi mientras yo seguía completamente desnuda porque apenas me había puesto crema corporal y estaba frente al espejo.

El empezó a besar mi cuello mientras ponía sus manos en mis pechos debajo de mis brazos y yo tomaba su nuca, mientras lo veía por el espejo y el sólo sonreía.

Bajó sus manos hacia mi cintura y me dió un beso en la oreja.

- Hoy yo voy a decidir que te vas a poner- dijo mientras veía mi closet.

- Si eso quieres- dije mientras tomaba una tanga negra y un brasier de encaje y me lo ponía.

Cada vez que me pongo brasier mis pechos resaltan mucho más porque los levanta además que es muy incómodo.

- Odio los brasieres- digo mientras me quito el brasier y lo vuelvo a poner en el cajón.

- Con razón - dice sonriendo mientras sacaba un vestido negro grueso, con escote en V de manga larga y muy corto -Este.

- Bueno - dije y mientras me ponía el vestido el se ponía su pantalón, y su camisa, como siempre hechos a medida, y de color negro como siempre.

En cuanto me lo puse acomodé mis senos para que se vieran por el escote y me arreglaba las mangas mientras sentía la caliente mirada de Alex sobre mi trasero.

El término de arreglarse mientras yo me ponía unas botas afelpadas por fuera, altas, y de plataforma, negras por supuesto.

Me puse mis anillos y pulseras, me puse mis aretes, y mi perfume, Alex ya estaba abajo con los abrigos, en cuanto salí del cuarto y empecé a bajar las escaleras todas las miradas se posaron en mí, en mis pechos precisamente. Y Alex al notarlo asesinó con la mirada a todos sus hombres y empleadas.

En cuanto bajé Alexander me puso mi abrigo y tomó mi bolso para entregármelo.

- ¿Listo cariño?- dije mientras guardaba mi teléfono en mi bolso y lo tomé.

- Claro- dijo y salimos de la grande mansión.

Hacía un frío horrendo y el notó que me estaba congelando completamente y me abrazó por la cintura.

Cuando llegamos a la camioneta el abrió mi puerta y rodeó la camioneta para subirse.

-¿Tienes frío hermosa?- preguntó mientras ponía su mano en mi muslo.

- Sí - dije frotando mis manos - Mucho.

- Ya veo porque no te gusta llegar vestidos.

- Siempre he sido muy friolenta, por eso vivo en lugares cálidos, para que el frío no me ataque- el sólo se rió y me agarró de la cintura para acercarme a él y abrazarme.

- ¿Cómo vas?- dijo preguntándome mientras me acariciaba para que se me quitara el frío.

- Mucho mejor- dije sonriendole y el me devolvió la sonrisa - ¿Tienes cosas que hacer hoy amor?

- Tengo que ir a la empresa solamente, ¿Por qué hermosa?

- Por nada, ¿Puedo acompañarte?

- Claro hermosa.

- Llegamos señor- dijo el hombre que estaba manejando.

- Ven presiosa - dijo bajándose de la camioneta y ayudándome a bajar.

Llegamos al restaurante y ahí encontramos a Sergio y mi padre hablando y saludandonos con la mano.

Amor Entre MafiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora