Alexander Volks:
Son las diez y media de la mañana y vamos aterrizando en tierras mexicanas, no recordaba la humedad y el calor que hacía aquí, hace mucho tiempo que no vengo.
Mi mamá adoraba este país, por eso desde pequeño me enseñó español como segunda lengua y le encantaba venir durante las vacaciones escolares, aunque para mí siempre había vacaciones.Hacer negocios con México no iba a ser un gran problema, pues por mi conocimiento, ya sea del país y lenguaje, como de la mafia, será pan comido.
(En ruso)
- ¿Estás listo? - dice Sergio mientras agarra su maletín.
- Siempre - digo mientras agarro mi abrigo para bajarlo del jet.
Apenas salimos del avión y se siente el sol y calor alrededor, por obvias razones dejamos los abrigos apartados y subimos a la todo terreno que ella nos mandó para llevarnos a su mansión.
En esa camioneta se presentan Bruno y Arca, un nombre raro pero el tipo es buena persona.
(En español)
- ¿Está muy lejos la mansión de aquí? - pregunta Sergio viendo por la ventana los coloridos paisajes.
- Un poco - dice Bruno - son como veinte minutos, pero se va rápido el tiempo, no se preocupen llegáramos a tiempo - dice mostrando una pequeña sonrisa.
Solo asentimos y Sergio sigue viendo el paisaje mientras yo veo mi teléfono buscando información sobre el cuadro en el que me interesé la otra noche.
Solo se que la hizo Fernanda Gutierrez, pero no su paradero ni precio y eso me inquieta como saber quién es la dichosa Reyna de la mafia mexicana.Llegamos muy rápido como dijo Bruno.
Su casa es una mansión, no demasiado lujosa, como la casa de un millonario humilde, es una casa muy grande pero pasa desapercibida, no como las casas de jefes de otra mafia.Cuando entramos nos recibe una sirvienta bajando la mirada.
- La señorita los espera en su cuarto rojo- dice mientras nos pide amablemente nuestros abrigos y yo quedo en shock al escuchar de tal cuarto, lo único que pienso es que es algún tema de BDSM y tiene algún tipo de fetiche de esa clase, aunque me sorprendo más en cuanto nos llevan fuera a la misma camioneta y después de cinco minutos mis hombres y yo bajamos, de camino hacia un pequeño granero, lo cual me parece un poco raro, pero confío en esta mafia, así que les ordeno a mis hombres que mantengan la calma y se relajen pues se que no nos va a pasar nada malo por ahora.
Afuera del granero que es como una pequeña casa, hay una regadera y toallas, lo que me parece aún más raro pero intento calmarme y entro al dichoso cuarto rojo.
En cuanto entro veo a un hombre atado a una silla de metal, sangrando y lleno de moretones, mientras que hay una mujer increíblemente hermosa caminado con objetos de tortura diciendo algo sobre una niña y dinero.
- Eres una maldita perra, ¿Lo sabías perra?- le dijo el hombre atado mientras sonreía.
- ¿Sólo eso vas a decir?- dice mientras elije otro tipo de cuchillo y sonríe de forma malévola.
Sólo me podía concentrar en esa misteriosa y exageradamente bella, parece una diosa, lleva un vestido prácticamente transparente, con la parte de abajo de un bikini azul marino, no es una tanga o algo vulgar, solo es como un calzon, no lleva sostén y se transparentan sus llamativos pezones, junto con sus hermosas curvas y anchos muslos. Se supone que las latinas eran guapas, pero en mi vida había visto a una mujer tan hermosa, estaba embobado en ella, tenía el pelo corto de una manera tan seductora, sus brazos, espalda, espinilla y empeine estaban tatuados a la perfección, dejando ver su blanca piel. No sé que tenía esa mujer que me tenía atónito. Voltee a ver a mis hombres y como lo sospechaba, estaban igual que yo, admirando a esa hermosa mujer.
Apenas me volteó a ver y sonrió, mientras que yo le devolví la sonrisa y pude admirar la belleza y perfección de su cara, sentí como algo había despertado desde que la ví por primera vez, y era algo muy cerca de mi entrepierna, y eso me sorprendió, nunca me había exitado con ningún tipo de ser humano, incluso pensé que era asexual o algo por el estilo, porque no me sentía atraído ni por mujeres ni por hombres, hasta que la ví a ella, al igual que yo estaban mis hombres, los voltee a ver y los asesiné con la mirada, advirtiéndoles sobre mirarla de esa manera tan enferma.
Ella lo notó rápidamente y soltó una pequeña risa.
Es alta, delgada pero al mismo tiempo algunas partes de su cuerpo son anchas y se ven tan bellas, sus muslos anchos y su cadera, su cintura, su trasero tan grande pero natural, y eso voluminosos pechos que rebotaban, mis hombres mantenían las cabezas abajo sabiendo que si la volvían a mirar de esa manera los degollaba yo mismo. De repente salí del trance en el que me encontraba por esa mujer tan bella y escuché los llantos de ese hombre.- Siento mucho haberte robado- lloraba mientras ella pasaba un bisturí por su ensangrentada y moretoneada cara.
- El dinero no me importa- dijo seria - Se que violaste a una niña - y de repente todos en el cuarto quedaron en silencio - Además, no cumpliste con tu respectiva lealtad, aunque sabes que lo único que me importa es la niña- dijo mientas agarraba un cuchillo demasiado grande - La encontré muerta en tus terrenos- cuando terminó de decir la frase le clavó el cuchillo en la pierna, sacó el cuchillo y lo volvió a enterrar en el estómago, una y otra vez.
- ¿Qué hacemos con él señorita?- preguntó otro hombre alto, como de mi estatura, acercándose a ella.
- Deja que se desangre como hizo la pobre niña que mató este monstruo, luego... cortenlo en pedazos- dijo mientras miraba al tipo muriéndose - Encárgate de pagar el funeral de la niña, ¿Entendido?- dijo y el hombre asintió.
Apenas se giró para verme, me sonrió y me dedicó una mirada de calma, aunque hubiera acabado de matar a alguien.
Me parece perfecta esta mujer.
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Amor Entre Mafias
RomanceTodo empieza con un tercero que quiere arruinar negocios entre las mafias más importantes del momento. Gracias a él estos dos personajes con corazones fríos pero al mismo cálidos cruzan sus peculiares vidas.